miércoles, 23 de junio de 2010

SEMBRANDO FUTURO

















Las esperadas y alentadoras visitas del Superior Provincial, P. Nazario Izar de la Fuente (5-V-1960 y 3-I-1963) dan nuevos impulsos a la joven Fundación y abre nuevas y audaces perspectivas de futuro. Su gran preocupación fue fortalecer los lazos comunitarios. Los Hermanos llevaban varios años juntos en los colegios de Viña del Mar y La Laguna del valle de Curacaví y los inevitables roces y diversidad de criterios afloraban causando más de algún malestar.
"Encontré a la comunidad con cierta inquietud como quien recela porque todo no va bien y al mismo tiempo espera y anhela renovarse. Tanto en Viña como en La Laguna había problemas de vida comunitaria y también por diferencias de criterio.
A pesar de esas deficiencias que sin duda han perjudicado al espíritu de familia ha asistido en todos buen deseo y se ha trabajado mucho y bien en las dos obras que teníamos encomendadas: lo atestiguan el fruto académico del Liceo de Viña y el testimonio de personas acreditadas tanto en Viña como de La Laguna.
Ha sido trabajo entre los humildes: todos los alumnos son gratuitos y de familias pobres salvo raras excepciones."
El Superior provincial realizaba una ardua tarea hablando con cada uno de los hermanos, conociendo cada rincón, inyectando nuevos ánimos, levantando aún más los ideales y señalando rutas luminosas para el futuro.
En esos primeros años, el florecer de la Comunidad viatoriana no se da en forma superficial y calculadora como quien proyecta una empresa para lucrar con la educación, sino que requirió de una vocación de profunda consagración a Cristo y una comprometida vida en fraternidad. Los religiosos, junto con renunciar a su Patria y afrontar nuevas dificultades no se dejaban amedrentar por los desafíos sino que se sentían partícipes de un proyecto de conquista espiritual a través del carisma congregacional que la Iglesia les había confiado.
"Tanto durante los días de ejercicios espirituales como en posteriores meditaciones y conferencias se ha hablado sobre la autenticidad religiosa. Religiosos y apóstoles, recalcando la absoluta necesidad de un mayor espíritu misionero y de familia.... la santa regla en sus puntos esenciales se ha cumplido en ambas residencias: lo mismo hay que decir de los votos y ejercicios de piedad".
La pequeña comunidad de viatores misioneros fundadores en Chile, había soportado la lejanía de sus familiares, una pobreza heroica, la dedicación sacrificada al trabajo de la educación consagrada totalmente a los más pobres, y al enfrentar una serie de retos, sin duda hacía acumular una fuerte carga emocional que afloraba al compartir las experiencias y sentimientos con el P. Provincial. Queda reflejada en su mensaje de despedida:
"La Providencia que nos ha favorecido visiblemente continuará bendiciendo nuestros esfuerzos con tal de que seamos todos auténticos C.S.V siguiendo en la línea que nos marca nuestro P. Fundador guiados por los superiores.
He aquí algunas consignas que dejó a los C.S.V. de la provincia española destacada en Chile después de agradecerles las atenciones que han tenido para conmigo estos dos meses.
- Las misiones de la provincia en Chile deben formar un “unum” a pesar de la distancia que las separa y del carácter de las obras: formar una sola familia.
- Cultiven el espíritu misionero y mantengan el espíritu que animó a los superiores al iniciarse la misión: espíritu de pobreza en los religiosos y dedicación al pobre.
- Los Directores fomenten en sus comunidades la vida de unión con Dios...
- Traten los Directores de hacer grata la vida abnegada de trabajo de los coadjutores: siembren el espíritu de alegría pero sin concesiones opuestas a la Regla.
- Vean cómo hacer de cada colegio un centro de apostolado organizado, catequesis, AC. etc..."
El P. Miguel Sudres, Superior general que amaba la misión chilena con predilección, pronto escribió una carta muy sentida dirigida a los Hermanos de Chile, animándoles a continuar trabajando con esfuerzo.
"Mis queridos hermanos:
Acabo de leer, con el corazón tanto como con los ojos, el informe del R. P. Provincial de la visita canónica.
Doy gracias al Señor, con él, por todo el bien que nuestra Congregación realiza en aquellas tierras. Con mucho gusto os felicito y os animo a que continuéis trabajando esforzadamente "
Y después de compartir sus reflexiones con su corazón de padre y pastor concluía:
"Mi corazón mantiene siempre muy viva la llama en lo que toca a esta misión de la Inmaculada que me gustaría volver a contemplar para darme cuenta de vuestras dificultades, de vuestros esfuerzos y de vuestros éxitos. ¡Ay, quizá no podré hacerlo nunca! ¡Dios lo sabe! El que siembra no debe preocuparse de saber si verá o no la cosecha que otro quizá recogerá.
El apostolado es duro, mis queridos hermanos. Pero más duro y más terrible es no ser santos cuando uno está unido a una obra de santidad.
Os deseo la alegría de los santos, la alegría de Jesucristo y de los verdaderos apóstoles que viven juntos, unidos en el amor de Jesús y en El me reitero de todos affmo. s.s. y padre. Miguel Sudres. c.s.v., Superior General".
Las visitas del P. Nazario fueron un aliciente para que los hijos del P. Luis Querbes robustecieran su mística evangelizadora y se insertaran carismáticamente en la Iglesia chilena. Se sintieron más fuertes y confirmados en el trabajo en que estaban comprometidos.
Entre los frutos prácticos de las visitas canónicas del Superior provincial está la llegada de nuevos refuerzos y la apertura de nuevas obras. Los Hermanos José Antonio Izaga y Miguel Uzábal pronto se ganan a sus pequeños alumnos y apoderados, y se hacen chilenos con los chilenos. Antes había arribado el Hermano José García. El 2 de febrero de 1961 el Superior General imponía el crucifijo de misioneros y despedía en viaje a Chile a los Hermanos Jesús Gorostiza, Juan Urquiza y Adelfo Álvarez. El P. José Quintanal tomó el avión en julio para incorporarse al Liceo San Antonio y tomar posteriormente la Dirección en marzo de 1960. El 11 de febrero de 1961 iniciaban viaje los Hermanos Daniel Montalbán y Javier Aguirre quienes recibían el crucifijo de misioneros en el Castillo de Javier. Con su presencia, la Comunidad se siente muy animada y reconfortada. La reciente fundación de la Laguna y la futura de Ovalle y Puente Alto abren nuevos horizontes de expansión.
Durante esta época la opinión pública de América Latina se está ocupando con vivo interés de los problemas del campo. El subdesarrollo, con sus terribles consecuencias que engendra el “drama del siglo”, y la inseguridad social, que crea las tensiones que amenazan la estabilidad del continente, encuentran una de sus principales fuentes en el problema de la tenencia de la tierra cultivable.
El Episcopado Nacional en numerosas ocasiones ha llamado al fiel cumplimiento de las enseñanzas sociales de la Iglesia y recientemente los obispos de Brasil, Colombia y Perú se han comprometido con la reforma agraria. Los congresos de vida rural han sido elocuentes testimonios del interés de la Iglesia, en que religiosos y laicos han estudiado este problema tanto a la luz de los principios de la Iglesia como de la realidad económica, social y cultural de Latinoamérica.
Monseñor Emilio Tagle escribe a Monseñor Manuel Larraín: "No podemos permitir que la Iglesia aparezca ausente de este problema, y sean otras ideologías las que propicien, cuando esto constituye un aspecto de nuestro pensamiento".
Una nueva oportunidad de responder a las necesidades y preocupaciones de la Iglesia se presenta a la joven comunidad viatoriana chilena y se lanza a una nueva inserción entre el campesinado de Melipilla.

Merece destacarse esta obra por tratarse a la vez de una escuela básica y una parroquia que nos recuerda las del P. Luis Querbes. El contacto inicial lo hicieron los padres franciscanos belgas y a petición del Nuncio Apostólico Monseñor Sebastián Baggio, se acepta la invitación realizada por el dueño del Fundo "La Laguna", Don Emilio Madrid Osorio.
Se trata de una escuela de enseñanza primaria, gratuita, subvencionada por el Estado, para los hijos de campesinos quienes además de instrucción y educación recibían su ración de alimentos al medio día. Los alumnos son muy pobres. Se cuenta en las crónicas que los niños sólo tenían un par de zapatos con los que iban a clases y en el recreo, al jugar, se los quitaban para no romperlos.
Los Hermanos no se hacen esperar y con su acostumbrada generosidad, el día 26 de febrero de 1962 se trasladan para formar la nueva comunidad Jesús Gorostiza quien ejercerá como Director, Juan Urquiza, Miguel Uzábal y el P. Roque Mendizábal.
Los comienzos de esta fundación han sido consoladores: 170 niños, número insospechado, acuden al colegio y el celo parroquial de los religiosos se ve correspondido con cariño y devoción por aquella gente pobre, humilde y de gran corazón.
La donación de un terreno de 23 hectáreas que realiza el dueño del fundo crea las ilusiones de una futura casa de formación e incluso el amor a la Congregación hace pensar en un primer noviciado en Chile pues algunos jóvenes comienzan a plantearse la posible vocación viatoriana.
La realidad del Chile de los años 1960 iba a ser remecida. Además de uno de los más grandes terremotos a nivel mundial se unió un maremoto afectando a gran parte del centro y sobre todo del sur del país.
Eran las 14:55 P.M., del 22 de mayo de 1960, se detecta un gran sismo, con probable epicentro den el mar. El cual tuvo una duración de 10 minutos. Más tarde se comprendería que este verdadero cataclismo tuvo 37 epicentros que entraron en acción como una gran cadena. Estos se repartían de Norte a Sur en una extensión de 1350 kilómetros, lo que constituyen unos 400.000 km2. Es por ello que en algunos lugares el sismo concluyó primero. En ciertas zonas, como las comprendidas en Puerto Saavedra y Chiloé, los epicentros se encontraban en la región costera y en algunos puntos cordilleranos motivándose unos a otros, lo que explica la duración del fenómeno.
La magnitud máxima registrada fue de 9,5 en la escala de Richter, y constituye la mayor magnitud registrada de un terremoto en la historia sísmica mundial. El fuerte movimiento abarcó 13 provincias desde Talca hasta Chiloé, incluyendo 11 Provincias afectadas por el terremoto del día anterior. La intensidad máxima alcanzada fue de XI en escala de mercali modificada en la Zona de Valdivia, pero revisando los desastres provocados en algunas zonas, bien se pudo haber asignado una intensidad de XII.
Lo que sobrevino después fue indescriptible: Derrumbes, incendios, inundaciones. Una lluvia copiosa y el maremoto. El cálculo final de muertos y desaparecidos nunca se ha sabido con precisión, ya que, por falta de registros, o falta de datos de zonas demasiado lejanas los informes de la época no coinciden en una cifra única. Se habla de 10.000 muertos.
Varios rectores de la ciudad de Valdivia y 10.000 hectáreas al sur de ella se encontraban inundadas y desde el aire se puede ver, incluso hoy, las granjas y cercas que delimitaban zonas agrícolas y que hoy son parte de las aguas del mar que se internan 100 Kms. hacia el interior. Este fenómeno en un principio fue atribuido a un aumento del nivel de las aguas del mar, pero luego se explicó la verdadera razón del anegamiento: el terreno de la región se hundió con respecto de su nivel anterior al terremoto, una franja de 20 a 30 Kms. de largo y 500 Kms. de ancho se hundieron de golpe, unos dos metros.
La tragedia deja al descubierto una realidad mucho más cruda. La solidaridad de muchos descubre con asombro que emerge entre las ruinas una situación no de pobreza sino de miseria. Los procesos pastorales de la anterior década han ido formando en la Iglesia condiciones de sensibilidad social para denunciar la situación infrahumana que viven grandes sectores.
La comunidad no permaneció indiferente, además de realizar una colecta entre los padres y apoderados para ayudar a los damnificados, acogió en las aulas del colegio a un grupo de 23 niños de la ciudad de Valdivia que quedaron completamente abandonados, con su casa destruida y la familia desaparecida entre las ruinas o arrastrada a las profundidades del mar. Éste fue su hogar mientras el gobierno los reubicaba.
En la carta pastoral "Los Deberes de la Hora presente" publicada por los obispos de Chile denuncian que el terremoto les ha hecho ver con claridad "la miseria silenciosa de una gran porción de chilenos llevada a sus últimas consecuencias por el cataclismo. Los grandes problemas chilenos de la desnutrición, de la falta de casas suficientes, de la escasez de escuelas, de la carencia de trabajo, se ha ido destacando con caracteres más nítidos".
Esto movió a que los cristianos robustecieran un movimiento cada vez más comprometidos en promover los cambios sociales y políticos del país para superar la injusticia social existente. La convocatoria realizada por el Papa Juan XXIII invitando a los obispos de todo el mundo a reunirse en el Concilio Vaticano II, provoca en la Iglesia chilena un despertar a favor de la renovación. Esto se ve reflejado en la carta pastoral del 21 de junio de 1961 en que los obispos invitan a preparar aportes para el Concilio, el cual realizaría su apertura solemne el 11 de octubre de 1962.
La organización pastoral chilena va tomando cada vez más conciencia de su responsabilidad y la urgencia del apostolado social. Toda esta realidad se expresó en la carta pastoral "El deber social y político en la hora presente" del 18 de septiembre de 1962, que después de denunciar la situación de injusticia social en que vive el país, concluye:
"Tenemos contraída con Cristo la obligación de cambiar con la mayor rapidez posible la realidad nacional, para que Chile sea patria para todos los chilenos por igual. No queremos tampoco actitudes violentas y superficiales que dejen intacta la miseria. No queremos tampoco contentarnos, dejando las cosas como están, con vagas promesas de cambio que nunca llega"
Este soplo del Espíritu impulsó a laicos, clero y religiosos a participar arduamente en un gran movimiento de la pastoral nacional, la Misión General de 1963.
La comunidad viatoriana no permanece encerrada en sus muros comunitarios o en sus responsabilidades escolares. Se involucra con todas sus energías en este despertar de la pastoral adhiriéndose al llamado de los obispos y a través de sus tribunas colegiales y misioneras.
"La misión de la Inmaculada de Viña del Mar consciente de la necesidad acuciante de acción apostólica por el ambiente que rodea, se organizó estratégicamente para aprovechar la devoción del pueblo por la Virgen y se lanzó al apostolado exterior. Tres fueron los centros de actuación: la Parroquia, la Gruta de Lourdes de Coraceros y el barrio obrero de la población textil en el Sausalito. Toda la comunidad de una u otra forma participó en la campaña; y en plena calle, "al estilo evangélico" partió la comunidad a llevar el Evangelio a mucha gente.
El carácter de la Misión deja de ser el tradicional. No habrá concentración de masas, sino que se irá en busca del individuo en particular, hombre por hombre, casa por casa, imitando el estilo protestante, creando lugares donde la gente se reúna para orar en grupos pequeños, aunque no vayan a misa y no estén presididos por un sacerdote sino por un laico. La experiencia de la Misión marca en forma definitiva un nuevo criterio pastoral, esto es, la prioridad del anuncio de Jesucristo y su Evangelio sobre la sacramentalización.
"Los Hermanos se plegaron a esta Misión. En La Laguna organizaron un plan de evangelización en todos los fundos cercanos que pusieron en marcha nada más comenzar la Misión en su diócesis antes que en Valparaíso. El 2 de marzo, visitó la zona el Arzobispo de Santiago, Cardenal Don Raúl Silva Henríquez. Hubo una gran concentración en Santa Emilia de Los Rulos, punto céntrico de la comarca y se dio allí un simpático esquinazo al querido Cardenal".

Si la primera visita del Superior Provincial, Padre Nazario en 1960 trajo abundantes frutos de esperanza y compromiso con los más abandonados de la sociedad, en su segunda vuelta por Chile en 1963 quedó muy satisfecho de la obra viatoriana, pero convencido que el esfuerzo debe ser mucho mayor en bien de la Iglesia del país.
Esta vez impulsa una nueva fundación que todos esperan con gran ilusión, se trata de un colegio en la ciudad de Ovalle distante unos 370 kilómetros al norte de Viña del Mar.
El Colegio "El Divino Salvador", adosado a la Parroquia del mismo nombre fue construido por los Padres Franciscanos Belgas para atender las necesidades de los niños y jóvenes de pueblitos alejados de la ciudad que por razones económicas o de lejanía no pueden acceder a una formación cristiana.
El inmueble, además de cuatro salas consta de un amplio comedor, cocina y un dormitorio para treinta niños internos.
Pareció un lugar interesante de apostolado para la joven comunidad viatoriana por ser una zona fría en lo religioso y considerada con escasa moralidad, pero la demasiada lejanía que impedía tener reuniones frecuentes con las demás comunidades religiosas y la falta de profesores eran dificultades serias para una comunidad que comenzaba. Sin embargo la generosidad y reciedumbre de sus hombres le hacía pasar más allá de los obstáculos.
Se realizaron varias consultas a amigos cercanos de la parroquia y a autoridades de la ciudad de Ovalle para tener mayores antecedentes a la hora de concretar un contrato con los Padres Franciscanos belgas quienes se comprometieron a donar el inmueble y habilitar cuatro salas de clases.
Todo dispuesto, se iniciaron las clases el 4 de marzo de 1963 con los tres primeros Clérigos de San Viator: Hermanos César Elorrieta, Daniel Montalbán e Ignacio Arzamendi.
El internado para niños no pudo hacerse realidad quedando solamente la atención a alumnos externos y medio pupilos, es decir, los alumnos que viven lejos se pueden quedar a almorzar sin costo alguno y además tienen estudio dirigido por un religioso en horario extraescolar. La enseñanza es totalmente gratuita.
La llegada de los hermanos puso en guardia a los masones y laicos dueños absolutos hasta ahora de la educación de la niñez y juventud masculina, sin embargo, fueron acogidos con mucha alegría por la población, prueba de ello es que las autoridades civiles, el gobernador, el alcalde y otros se mostraron muy amables y obsequiosos; honraron con su presencia la mesa de la comunidad el día de su llegada y ofrecieron su colaboración y apoyo pues iniciaban así uno de los más grandes anhelos: un colegio católico de varones con un sello propio, donde acuden a matricularse lo mismo el hijo del médico, del ingeniero o del gerente que el hijo de la empleada o los que viven en poblaciones de clase media y pobre.
El impacto que produjo la nueva comunidad viatoriana en la ciudad fue tal que tuvieron que limitar mucho la matrícula para no quitar alumnos a otros centros educativos y suscitar rivalidades desde el primer momento. Al poco tiempo de entrar en funciones, el Ministerio de Educación satisfecho de la excelencia académica y la seriedad en la gestión administrativa, declaró al colegio "Cooperador de la labor Educacional del Estado", requisito indispensable para recibir la subvención estatal y otros beneficios.
El grano de trigo sembrado en tierra chilena comienza a dar buenos frutos. Ya son tres obras dirigidas por los Clérigos de San Viator y se anuncian las primeras vocaciones.
El Superior general, P. Miguel Sudres, sigue con mucha atención y cariño los pasos que se van dando y conoce las dificultades de toda obra que inician sus hermanos. Les escribe diciendo:
"La Laguna y Ovalle no son una fortuna, en el sentido en que le podrían juzgar los espíritus superficiales y terrenos. Ciertamente se encontrará allí a Jesús con su cruz, y a vosotros con él en la cruz, pero sé también que los que tienen el honor temible de llevar a buen puerto estas difíciles empresas, lo hacen con un espíritu apostólico sobrenatural. Sea cualquiera las apariencias, harán mucho por el reino de Dios".
La Fundación comenzaba a germinar robustamente, mas como toda obra buena que crece, también pasa por la prueba y el sufrimiento. Desde sus inicios la obra se fue fraguando en el dolor. Varios Hermanos abandonaron la Congregación. Algunos volvieron a España y otros permanecieron en Chile y se abrieron camino como laicos comprometidos. Las causas fueron varias, tal vez, lejos de su querida Patria sintieron la nostalgia de los suyos y unido al descuido de la vida comunitaria, la vida espiritual fue decayendo hasta enfriarse el espíritu misionero pues, probablemente, las expectativas eran otras o la selección para enviar religiosos a Chile no fue muy clara. Así nos describe esta situación el P. Saturnino San Martín, superior en aquellos años:
"Hubo desde el inicio de la Fundación un punto doloroso: el abandono de la vocación de varios religiosos venidos de España, unos ocho quedaron en Chile. Otros dejaron la Congregación después de varios años, en España; quizá sin tener nada que ver con Chile. ¿Cuáles fueron las causas? Sin duda que varias. Para algunos fue el criterio de selección que en un principio se usó para venir a Chile. No era suficiente el deseo personal de venir a Chile, a veces en busca de una liberación de índole diversa, pero con poco espíritu misionero. Otra causa pudo ser el recargo de trabajo del superior que no tenía tiempo para un diálogo. El no dar debida importancia a la vida fraterna, etc. "
"Momentos difíciles por las pérdidas de vocaciones, falta de adecuada adaptación de los cambios del Vaticano II y se tomó la decisión de reclutar vocaciones chilenas en 1965, año que por estas deserciones el Superior provincial envía un Visitador y se dio cuenta de la realidad que se vivía y la Delegación se fue consolidando"
Sin embargo, ante esta situación, los superiores en la Provincia, pusieron todos los medios a su alcance para discernir con objetividad el paso de Dios por la Fundación. No se desencantaron y continuaron enviando gente valiosa y emprendedora y se plantearon, al mismo tiempo que una profunda reflexión, la apertura de una obra tan esperada en la Capital chilena, Santiago o en sus cercanías.
El 1 de marzo de 1964 hubo fiesta en el convento de Escoriaza en España. El P. Cantagrel, Superior Provincial de Vourles, Francia, y delegado del Superior general para realizar la visita canónica, impone el crucifijo de misionero al Hermano Esteban Sáez de Heredia, nuevo misionero para Chile. El 17 de marzo ya estaba dejando lo mejor de sí en La Laguna. El 18 de noviembre salía de Barajas, Madrid, el joven P. José Luis Escurra, presencia exigida para la consolidación del proyecto de fundación en Santiago. Esta fundación puede ser un punto de apoyo muy interesante para la resolución de los trámites que las otras obras necesitan solucionar en la Capital, así como la recepción y acogida para los nuevos misioneros.
El Visitador, Padre Adrián Ormazábal después de seis meses se despedía de la Comunidad chilena y dejaba una carta a sus Hermanos muy satisfecho de lo que había observado, reflexionado y vivido:
"Me apresuro a confesarles que vuelvo muy contento, muy consolado y altamente optimista. Tengo motivos para afirmarlo. Durante seis meses largos he podido calar en lo más hondo en la valía de todos Uds., en el magnífico espíritu que les anima, en la hermosa viña que la Iglesia nos ofrece en Hispanoamérica. ¡Mucho ánimo! "Que en la misión de Chile empieza a amanecer"".
La Divina Providencia tenía sus planes. El 15 de febrero de 1965 se cierra definitivamente la obra de La Laguna. Fue aconsejada por la necesidad de reagrupar y fortalecer las demás comunidades y obras. La situación económica creada por las nuevas orientaciones políticas que se estaban desarrollando en el país interferían en el normal funcionamiento escolar. La devaluación del dólar impidió continuar dando la alimentación tan indispensable para el sostenimiento de la obra. Además se consideraba más urgente la atención de otros centros más necesitados de personal religioso.
Desde marzo de 1964 y a petición expresa del Directorio de la "Sociedad Protectora de la Infancia" la Congregación es invitada a dirigir el complejo educacional que patrocinaba en Puente Alto, ciudad a unos 25 kilómetros al sur de Santiago: escuelas profesionales que habían dirigido los Hermanos de La Salle durante 25 años.
El campo se ve extenso y prometedor para que los religiosos pudiesen realizar su carisma en una obra educacional de gran envergadura y de promoción integral, pues se toma al niño a través de los años en el Establecimiento y se le inserta en la sociedad en condiciones de desempeñarse como buen cristiano y ciudadano y al mismo tiempo con unas habilidades para ganarse la vida en forma digna.
Esta obra consta de un internado para 150 alumnos, amplios dormitorios, comedores, cocina, capilla, espacios para el deporte y la diversión. Capacidad para unos 400 alumnos donde pueden recibir enseñanza básica y conocimientos en talleres de mueblería, zapatería, sastrería, mecánica y electricidad. Es totalmente gratuito.
Una de las ventajas que ofrece la Institución y uno de los motivos para aceptar un compromiso con ella es la de poner a disposición de la Congregación un extenso terreno para cultivar, locales y patios independientes para casa de formación.
Se logra un acuerdo con el Directorio de la Sociedad Protectora de la Infancia y el Hermano Saturnino San Martín toma la dirección de la obra, llamada posteriormente Escuela Industrial "Las Nieves". Al año siguiente se nombra para esa nueva fundación a los Hermanos Jesús Gorostiza, Miguel Uzábal, Antolín Llarena y el Padre José Luis Escurra.
Cuando se asume la obra de Puente Alto, la comunidad religiosa logra un gran sueño que desde los inicios estaba en la mente de los superiores: abrir una casa de formación. Así consta en el acta de la reunión de Catequistas Mayores de Chile, efectuada en La Laguna, con la presencia del Superior Provincial, el P. Nazario Izar de la Fuente:
"3° Vocaciones. Mientras no dispongamos de centro propio de Humanidades donde reunir como internos a los aspirantes a Clérigos de San Viator:
a) Hacer que formen parte de agrupaciones colegiales y parroquiales activas: catequesis.
b) Juntarles al menos una vez por semana o reunirlos para una charla vocacional viatoriana y alguna oración pidiéndola.
c) Reunirles una o varias semanas durante las vacaciones de verano y algunos días en las demás vacaciones, en La Laguna, haciéndoles pagar algo.
d) El P. Quintanal se encargará de esa misión vocacional.
El amor a la Congregación de estos intrépidos apóstoles, contando con escasos medios, comenzaban así con un plan vocacional concreto y responsabilizando de manera especial a un religioso. Entre las consignas que dejó antes de emprender vuelo de retorno a España, el P. Nazario insiste:

"Todos tengan en su mente y corazón el discernir y cultivar vocaciones eclesiásticas y de c.s.v.
Hasta nueva orden enuncien el segundo misterio del Rosario de comunidad:"Por la santificación de los Clérigos de San Viator en Chile y vocaciones misioneras.""
El ejemplo de la caridad vivida entre los Hermanos va abriendo paso a una pastoral vocacional natural. Además, el P. José Luis Escurra realiza una labor de reclutamiento en los colegios de Viña del Mar, Ovalle y La Laguna. Pasa por diferentes cursos y visita las familias de aquellos que tienen interés por realizar un trabajo de discernimiento entre los Clérigos de san Viator. Son los primeros intentos de una pastoral vocacional organizada y sistemática que en el futuro traerá esperanzas de relevo con religiosos del país.
La primera casa de formación de Puente Alto acoge el primer año a cinco jóvenes que desean comenzar su experiencia vocacional entre los Clérigos de san Viator y con el nombramiento del Hermano José Luis Iturriaga, como Director, recientemente llegado de España, se oficializa el inicio del Juniorado (Seminario Menor) en Chile. En los años sucesivos otros se van integrando hasta lograr un grupito de unos 14 jóvenes como promedio.
Los juniores o seminaristas menores comparten con la comunidad religiosa de Puente Alto y sus estudios los realizan en el Instituto "La Salle" de la Florida donde asisten otros jóvenes de diferentes congregaciones que tienen sus casas de formación en los alrededores de Puente Alto.
El P. Feliciano Nebreda recientemente llegado de España ayuda en la tarea formadora de estos jóvenes como capellán. Al mismo tiempo presta servicios de pastoral entre los alumnos del colegio.
La Obra de Las Nieves se va transformando, en alguna medida, en el centro de la misión viatoriana chilena. Será la casa de acogida para muchas reuniones, asambleas y retiros de los hermanos, residencia de los superiores y casa de formación.
El Señor bendice los esfuerzos de estos hombres comprometidos con la causa de Luis Querbes dándole solidez e identidad a la Misión de la Inmaculada. La Provincia de España ve en tierras latinoamericanas los frutos del trabajo silencioso y abnegado de sus hermanos.