jueves, 8 de julio de 2010

LLEVANDO LA PALABRA


HISTORIA VIATORIANA EN CHILE.
Capítulo tres:
LLEVAR LA PALABRA

Hemos visto dos capítulos de la historia viatoriana en Chile: Al alba de una aventura y Sembrando futuro. En éste nos referiremos a momentos de grandes opciones. El Concilio concluye en 1965. La fuerza del Espíritu que lo guía sigue impulsando a la Iglesia en los años sucesivos. Comienza así una época que podría llamarse tiempo del Concilio Vaticano II. Dirán los obispos latinoamericanos:
"Hoy, principalmente a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia se ha ido renovando con dinamismo evangelizador, captando las necesidades y esperanzas de los pueblos latinoamericanos. La fuerza que convocó a sus obispos en Lima, México, San Salvador de Bahía y Roma, se manifiesta activa en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro y Medellín, que activaron sus energías y la prepararon para los retos futuros".
En la década de los años sesenta se producen grandes cambios en el país. Acogiendo las propuestas del Concilio, muchos grupos de cristianos procuran en forma decidida establecer una presencia protagonista en la Iglesia del mensaje evangélico en una sociedad que lucha por una mayor justicia social.
Para comprender el espíritu que anima el apostolado de la educación en los Clérigos de San Viator en este período, es necesario tener presente el contexto histórico de la época. A grandes rasgos, algunos hechos relevantes ocurridos, tales como, la reforma agraria en fundos pertenecientes a la Iglesia, la realización del VIII Sínodo de Santiago, presidido por el cardenal Raúl Silva Henríquez, que lleva a una toma de conciencia en el personal apostólico santiaguino sobre el Concilio Ecuménico Vaticano II, la reforma de la Universidad Católica y acontecimientos protagonizados por la llamada "Iglesia Joven" nos ubican en un escenario altamente conflictivo.
"El período de 1962 a 1970 es, en la Iglesia chilena, un despertar violento. Por un lado, se percibe que la Iglesia no puede dejar que la instrumentalicen. Ella debe definir su misión y realizarla, aunque ello le cueste alejarse del sector, económicamente más influyente. Su lugar debe estar entre los humildes. Por otro lado, se exige a la Iglesia vivir la pobreza. Los obispos no son príncipes sino servidores y, dejan muchas de sus fastuosidades, palacios, vestimentas pomposas, joyas, etc. para vivir con mayor sencillez.”
“Para todos se va imponiendo cada vez en forma más clara un imperativo: construir la Comunidad de Base. Porque la Iglesia se entiende ahora como "Pueblo de Dios", "Sacramento de Salvación y Unidad" y no sólo como una sociedad perfecta. El tiempo se sintetiza como un tiempo de crisis. Pero, crisis de crecimiento."

La Conferencia Episcopal se robustece en su vivencia comunitario-pastoral y publica una serie de Cartas Pastorales iluminando la realidad Nacional con la luz del Evangelio. La Iglesia entrega su palabra orientadora:
"En Chile vivimos un cambio social explosivo y radical que, independiente de las formas políticas, que la pueden expresar, es una marcha irreversible. Vivimos el tránsito de un modo de convivencia a otro que queremos sea más efectivamente solidario. Ese paso será para los chilenos tanto más arduo y conflictivo cuanto menos tomen mutua conciencia del momento crítico que viven y de la responsabilidad decisiva que le cabe en esta hora a cada uno y a cada grupo social".
Dentro de este contexto e impulsada por sus ideales misioneros la joven comunidad viatoriana se compromete con más energías en la promoción integral de los más abandonados. Su trabajo como educadora de la niñez y de la juventud no tiene tregua. Hasta tal punto, que el Superior provincial en su tercera visita manifiesta su preocupación por el aumento de la cantidad de trabajo realizado por los religiosos. Al elevado número de alumnos se añade que varios hermanos siguen cursos de Licenciatura en la Universidad, fuera de sus horas de clases en el colegio.
"Los directores, dice el Superior provincial, al hacer la distribución de trabajo cuiden de que esto no exponga al religioso a un desequilibrio físico o psíquico o a un agotamiento que, aunque sea temporal, es fuente de nerviosismo, amargura, anemia espiritual, etc., que engendra mal espíritu.
Gracias a un intenso trabajo, el nombre de los c.s.v. se va extendiendo a Chile; tanto las autoridades eclesiásticas como las civiles han dado muestras de estima y aprecio. El establecimiento en Viña del Mar del ciclo Superior de Humanidades ha creado un serio problema de profesorado. Se ha comenzado a recoger algunos frutos: alumnos de clase humilde muy bien preparados en un centro completamente gratuito"
La mentalidad del trabajo duro y exigente en la que han sido formados los religiosos, sin un sano control, acarrea riesgos que quedan reflejados en el informe de la visita canónica:
"He convivido dos semanas con todos ellos reunidos en Puente Alto: la primera semana dedicada a los Ejercicios Espirituales anuales; en la segunda, por comisiones y en reuniones generales, hemos estudiado el programa del Capítulo General; este trabajo no ha sido profundo por falta de medios de consulta y por no hallarse preparados con un conocimiento suficiente de los decretos Conciliares, pero al menos se ha logrado que todos se dan cuenta de lo que la Iglesia nos pide.”
“Pude hablar en particular varias veces con cada religioso. La impresión de conjunto es francamente buena, mejor de lo que creía y mejor que en las dos visitas anteriores: se palpa buen deseo en todos los órdenes y una muy buena inteligencia y concordia en la vida comunitaria. A pesar de este buen deseo y mutua caridad, se nota falta de una preocupación activa ante la llamada de la Iglesia a los religiosos a una mayor santidad personal; no se ve reacción fuerte que dé origen a la verdadera renovación. Las causas no proceden de mala voluntad sino del demasiado activismo y del naturalismo a que lleva el ambiente que les rodea. A mi pobre entender es el mayor peligro que amenaza a nuestros religiosos" .
En 1966 y 1968 la Provincia de España envía otros religiosos a la misión. Son recibidos con muchas ilusiones y esperanzas los hermanos Ángel San Martín, Julián Lagos, Ángel Serna y Pablo Zamorano quienes se entregan llenos de entusiasmo a las obras donde han sido destinados.
En agosto de 1968 la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín, proclama la opción evangélica por los pobres, y reconoce la trascendencia de la educación para la promoción del hombre. La opción asumida por los Clérigos de San Viator en Chile es confirmada:
"La Iglesia, servidora de la humanidad, se ha preocupado, a través de la historia, de la educación, no sólo catequética, sino integral del hombre. La Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reafirma esta actitud de servicio y proseguirá preocupándose por medio de sus Institutos Educacionales, a los cuales reconoce plena validez, de continuar esta labor adaptada a los cambios históricos. Asimismo, alienta a los educadores católicos y Congregaciones docentes a proseguir incansablemente en su abnegada función apostólica, y exhorta a su renovación y actualización dentro de la línea propuesta por el Concilio y por esta Conferencia."
Más adelante entrega una recomendación bien concreta:
"En consecuencia, recomienda la obtención de los títulos correspondientes al ejercicio de su función educadora".
Animados por las palabras de los Obispos en Medellín y respondiendo a las necesidades de las obras, la Comunidad no se hace esperar. Tres hermanos: José María Zorrilla, Adelfo Álvarez y Javier Aguirre son enviados a realizar estudios de Licenciatura en la Universidad Católica de Valparaíso y durante las vacaciones algunos se han matriculado para realizar cursos de teología y catequesis. Otros siguen cursos de Pedagogía para regularizar sus titulaciones. Se considera absolutamente necesario iniciar un camino de mayor capacitación intelectual para continuar educando con excelencia en las escuelas viatorianas.
Durante 1967 y 1968 existe malestar por la marcha de la economía en el país. La situación financiera de los colegios se hace insostenible. El 30 de agosto se entrega a los padres y apoderados de Viña del Mar la siguiente nota: "Se cita a los señores Padres y Apoderados a una reunión urgente, para el jueves a las 18.30. Único punto a tratar: posible cierre del Liceo Parroquial San Antonio".
La educación que reciben los alumnos es gratuita. El colegio se sostiene por la subvención estatal fijada, según ley, al cincuenta por ciento de lo que cuesta un alumno de colegio fiscal, pero en realidad es menos pues el retraso con que llega y la devaluación de la moneda hace que se reduzca a un treinta por ciento.
Además, según voz común, la política del gobierno es hacer desaparecer la enseñanza particular, para imponer la estatal. En este período se han cerrado 226 colegios primarios y 38 secundarios y profesionales. Todos particulares. Los Hermanos tienen que recurrir a rifas, ventas en el kiosco, y otras formas para conseguir el dinero necesario y hacer funcionar el Liceo. Así testimonia esta realidad el P. Pablo Zamorano:
“Además de la clase, que era todo el día hasta las 16.30 o 17.00 horas, seguíamos hasta las 17.30 con las clases particulares de los medios pupilos y así tener algunas entradas más para poder comer. Cuando llegó la visita del P. General, P. Jean Réal Pigeon, el tesorero del Centro de Padres le hizo la siguiente pregunta a la Comunidad: ¿Ustedes reciben dinero de España para comer?, se le contestó que no, a lo que él continuó: ¿Entonces, de dónde sacan para comer? De lo que sacamos del medio pupilaje. Se quedó maravillado. Este hombre era masón y veía una contradicción entre lo que sabía o le habían inculcado de los “curas” y lo que él veía en la realidad.”
En Ovalle se solucionó el problema con los apoderados y en Puente Alto la Sociedad Protectora de la Infancia se ocupa de obtener los recursos necesarios.
Sin embargo, el esfuerzo conjunto de religiosos y apoderados logra que las obras se mantengan en pie con la excelencia académica de siempre. El impacto en la sociedad por la capacidad de trabajo y el buen prestigio que los Hermanos logran con tan escasos recursos se ve aplaudido por la visita que el Sr. Presidente de la República Don Eduardo Frei Montalva realiza al Liceo Parroquial San Antonio. Para recibir tal ilustre visita el colegio se vistió de gala. El acto fue sencillo y solemne. Hubo desfile del alumnado, izamiento de los pabellones nacionales de Chile y España, saludo del P. Director, discurso del Embajador de España, discurso de Don Félix Ruiz de Escudero. Posteriormente se inauguraron el laboratorio de física y la Biblioteca con la Enciclopedia Espasa y gran cantidad de libros, obsequio del gobierno español, merced a las diligencias de Don Félix. Las palabras de bienvenida por parte del Director del Establecimiento, P. José Luis Ezcurra manifiestan el estímulo que significa tal visita:
"Que este momento estelar sea para nosotros un estímulo para seguir construyendo a la juventud del mañana, que harán a su vez un Chile grande".
Y Don Félix Ruiz de Escudero, fundador del Liceo Parroquial "San Antonio", manifestaba también, su gratitud y apoyo:
"Hay una palabra que por ser tan usual pierde su eficacia y esa palabra es Gracias. Pero yo quisiera saberla pronunciar con ese juvenil corazón vuestro, con ese entusiasmo de vuestros padres y apoderados, con esa gratitud de profesores tanto seglares como religiosos de este establecimiento educacional y decirla con la más íntima de las fibras de mi corazón pletórico de este juvenil entusiasmo deciros, Señor Presidente, gracias, muchas gracias por prestigiar con vuestra presencia este establecimiento educacional"
En la Congregación, un acontecimiento de insospechadas consecuencias va a ocurrir. El Superior general, P. Miguel Sudres, convoca al Capítulo General de 1967. Este Capítulo realizado en Roma y ampliado hasta 1972, es ciertamente clave en el proceso de renovación de toda la Congregación.
Es preciso reconocer que la Santa Sede a través del Motu proprio Ecclesiae Sanctae era la propiciadora de la renovación de la Vida religiosa a nivel internacional, ya que había sido Roma la que había propuesto a cada Instituto religioso para que realizara un Capítulo General y adecuar sus Constituciones a las pautas y al espíritu del Concilio. La magnitud de esta empresa queda reflejada por el Hermano Luis Gutiérrez:
"El Capítulo Extraordinario de 1967 ampliado hasta 1972 va a constituir el gozne en el giro, de un antes a un después en la vida de la Congregación. Sólo los veteranos que han vivido en las dos vertientes podrán vivenciar adecuadamente las diferencias entre las dos formas de ser viatores".
Este Capítulo eligió un nuevo Consejo general. El P. Jean Réal Pigeon, canadiense, fue elegido como Superior General. Como novedad, es la primera vez que un viator español, el Hermano Luis Gutiérrez, forma parte del Consejo general y la última en que los consejeros van a ser elegidos por toda la asamblea capitular. Juntos realizan la visita canónica a las fundaciones de Haití, Colombia, Perú, Costa de Marfil y Chile.
En septiembre de 1968, la familia viatoriana chilena recibe con gran expectación la primera visita de un Superior general. Toda la comunidad puentealtina, incluidos jóvenes seminaristas, salieron a recibir al P. Jean Réal Pigeon que venía acompañado del Hermano Luis Gutiérrez. La visita comprende quince días que no dan bastante de sí, debido a las fiestas patrias que distrajeron una buena parte de la primera semana, a la distancia entre los tres centros y al amplio programa "ad extra" que en cada sitio habían preparado. Los Hermanos pudieron compartir sus experiencias y expusieron sus inquietudes. El resultado del encuentro queda reflejado en el anexo de la circular N° 4 que el Superior general escribió a toda la Congregación:
"En suma, la inserción de nuestros hermanos misioneros en su país de adopción, con ser como una prolongación de nuestra presencia en las provincias de origen, ofrece una característica adaptación felizmente lograda. En concreto, su actividad se encarna en obras que unas veces son diferentes. Pero cada una de sus obras, tal vez porque con frecuencia es única en un país determinado, responde a una urgencia claramente definida y sentida. Los estímulos que reciben de la jerarquía eclesiástica, frecuentemente de las autoridades civiles y de los padres de los alumnos, subrayan la importancia de su actuación."
Con la visita del Superior general y el Hermano Luis Gutiérrez los Hermanos misioneros se sintieron muy apoyados en su labor y aumentó su confianza en el futuro de la Congregación en tierras chilenas.
La Congregación se encontraba en estos años en un período de Capítulo especial. Los misioneros no tendrán una representación especial hasta 1972 y además carecían de suficiente información como para aportar con su opinión a las problemáticas que enfrentaban los capitulares. Sin embargo, al realizar esta visita el Superior general les hizo ver su cercanía y aprovechó la oportunidad para entregar su mensaje a los capitulares:
"El Concilio Vaticano II ha vuelto a afirmar el carácter misionero de la Iglesia. No estaría mal que nuestro Capítulo especial nos hiciese entrar profundamente en el espíritu misionero de nuestro Fundador y suscitase en nosotros un serio examen de nuestra donación en un campo en el que tenemos la obligación de compartir la misión y las obligaciones de la Iglesia"
En la Iglesia chilena como en toda la Congregación, varios acontecimientos incidirán para impulsar la "puesta al día": el Sínodo de Santiago, los Capítulos provinciales y generales, el encuentro de los obispos de Medellín y la nueva dinámica que adquiere la Conferencia de Religiosos, CONFERRE.
El giro, de un antes a un después, como lo expresa el Hermano Luis Gutiérrez, no se realizó sin grandes tensiones y polarizaciones al interior de las congregaciones y diócesis. La reforma de las Universidades Católicas de Valparaíso y la de Santiago, en cuyas aulas estudiaban seminaristas y religiosos creó un ambiente de grandes inquietudes que chocaron con generaciones del clero que se resistían a dejar sus estilos de vida y conceptualizaciones.
Cabe destacar que durante los disturbios universitarios participan con gran influencia nuestros religiosos estudiantes. Tienen una actuación destacada en defensa de la autoridad eclesiástica y de la reanudación de clases. El Hermano José María Zorrilla fue elegido por sus compañeros de estudios como Delegado ante el profesorado, el Hermano Javier Aguirre fue elegido Presidente de Alumnos del Departamento de Inglés y con la colaboración del Hermano Adelfo Álvarez contribuyeron mucho a unir voluntades y a restablecer amistades en quiebre después de los disturbios. Esto traduce, en cierto modo, el grado de inserción en la realidad que tenían los jóvenes religiosos viatorianos.
La Comunidad viatoriana entra en esta dinámica de "puesta al día" con una gran energía, dispuesta a enfrentar una búsqueda de identidad o de fidelidad al carisma fundacional. Al mismo tiempo, intenta responder a las necesidades que le plantean las nuevas realidades en las obras donde están insertos. El secretario de actas del Consejo de la Misión nos ilustra el espíritu que anima a la Comunidad:
"Se exponen varios sistemas de Apostolado. El P. Quintanal desarrolla uno con el que ha logrado óptimos resultados. Todos quedamos de acuerdo en fomentar grupos de Apostolado, tratando de orientarlos, lo más posible hacia los nuevos movimientos, sin que ello implique la pérdida de las características peculiares de cada agrupación. Se ve la necesidad de invitar en las reuniones de verano a especialistas en estos movimientos modernos y en estas especialidades con el fin de sembrar inquietudes en nuestros religiosos. Se apunta la conveniencia de introducir en nuestros colegios el apostolado de la Santa Infancia y de la Propagación de la Fe.”
“Se insiste en la necesidad de que la misa sea más vivida o participada. Habría que aprovechar el verano para aprender esos cantos que van saliendo, sin dejar de lado los que son tradicionales en Chile. Sería conveniente tener todos los días durante los Ejercicios una conferencia sobre Liturgia para ir empapándonos en dicha materia. En lo referente a la misa de nuestros alumnos se acuerda que cada uno vaya a su Parroquia."
A partir de 1967 comienza a brotar en varios hermanos de la Misión, la inquietud por acceder al sacerdocio. Esta situación no estuvo exenta de oposición de algunos superiores. Se comprende desde la tensión que se venía arrastrando en la Provincia y en toda la Congregación por la diferencia que se hacía entre las dos clases de religiosos: los hermanos y sacerdotes pasando estos últimos a ser catequistas mayores. El lenguaje en los escritos, mirados a la distancia parecen chocantes pero nos dan una idea para comprender estas tensiones que han sido causa de conflictos. Escribe el P. Miguel Sudres, Superior general al P. Nazario Izar de la Fuente, Superior provincial:
"Pertenecemos a una Congregación con muchas posibilidades, gracias a la presencia del sacerdote entre nosotros. Debiera ser el alma de la comunidad, pero ello pide una exigente selección inicial. Sin ella, corremos el riesgo de que lo pretendan quienes sólo aspiran a brillar. Y una vez ordenados, es absolutamente indispensable que no se porten como los burgueses de la Congregación y sé muy bien lo que digo" (1 sep. 1968).
El mismo P. Sudres escribía una circular a los religiosos españoles:
"Despuntan algunas pretensiones que suscitan envidias y reacciones poco conformes al espíritu del P. Querbes. Entre nosotros no debe haber otra pretensión que la de servir mejor. Cuando destacan por su autoridad, ciencia y aún por el sacerdocio, están destinados al servicio de sus Hermanos... Ruego a todos, si aman la Congregación, a que jamás se permitan singularidades no exigidas por su situación o su deber de estado. La lista de obediencias distribuye cargos, no honores".
El Hermano Luis Gutiérrez da cuenta de las consecuencias de esta situación:
"Quizá como consecuencia de esta tensión, en la Provincia de España se produjo una disminución de la demanda del sacerdocio y al final de la década de los sesenta nos encontrábamos en un grave desequilibrio entre el número de sacerdotes y las necesidades de las comunidades y obras".
El 8 de junio de 1969 se reúne el Consejo de la misión en Puente Alto y se plantea los estudios clericales del Hermano Valentín Izar de la Fuente quien era candidato a Ovalle para desempeñarse como profesor de ciencias pues las necesidades así lo requerían. Sin embargo, el Consejo en su mayoría se inclina por tratarse de un caso especialísimo, por unos estudios especiales de filosofía y posteriormente de teología.
El 16 de noviembre de 1969, en el primer Consejo de la misión presidida por el P. Nazario Izar de la Fuente se estudia y aprueba la petición del Hermano José Luis Iturriaga y de Valentín Izar de la Fuente para formarse en vistas al sacerdocio.
Posteriormente otros Hermanos, en número significativo para la Fundación, accederán al sacerdocio superándose los conflictos anteriores por la apertura conciliar, las decisiones capitulares de anular las clases de religiosos, las nuevas normativas y las necesidades de la misión.
Uno de los aspectos más novedosos en la vida religiosa de los años sesenta es el abandono de la sotana. Son los religiosos más jóvenes los que urgían el cambio. Esto provocó ciertas diferencias con los superiores de España que frenaban el uso del traje civil. Queda reflejado en la carta que dejó el P. Adrián Ormazábal a los Hermanos de Puente Alto:
"Tengan mucho respeto y veneración para el santo hábito. A los actos de comunidad - rezos, comidas, clases etc... - debemos presentarnos con el hábito completo. Es deber nuestro. Es hombría. Sobre este particular la santa regla no admite excepciones. Dejemos que la Iglesia y nuestros Superiores Mayores den, cuando ellos crean oportuno, otras normas sobre el uso del hábito y otra vestimenta. Cuando ellos dispongan de otra manera, también entonces deberemos obedecer con espíritu y con integridad no dejándonos llevar por la vanidad o por las modas mundanas".
Poco a poco se van dando pasos y la presión que ejercen los hermanos hacen que esta problemática no deje indiferentes a los superiores y vayan entregando normas concretas:
"Por la Circular del Reverendo Padre Provincial nos hemos enterado de las últimas normas al respecto. El Consejo de la Misión reunido en Puente Alto el día 14 del presente cambió impresiones sobre su aplicación en Chile. Los hermanos pueden usar traje gris oscuro (marengo en dos tonos) y corbata negra, para las salidas. Hasta que no llegue la insignia anunciada, se llevará la actual (c.s.v.). Dentro de casa se llevará sotana o clergyman con blusa de religioso. Se ha propuesto a la Dirección Provincial el poder usar con el clergyman, una blusa de color, a causa del polvo que abunda en dos de nuestros colegios. Esperamos la respuesta. Asimismo se ha consultado si la camisa negra o el niki pueden sustituir a la corbata. De todo ello se les pondrá al corriente en cuanto se sepa la respuesta. Son cosas que no tienen importancia consideradas aisladamente, pero desde el momento que formamos comunidad y que los Superiores así lo han dispuesto, para mayor uniformidad, ya no son cosas indiferentes. En el mismo Consejo de Misión se determinó que se podrá usar la tenida de salida en las reuniones o actos sociales que tengan lugar dentro del colegio, tales como Asambleas del Centro de Padres, distribución de premios y alguna otra similar."
En 1969 aparece una nota curiosa en las actas de la fundación donde queda de manifiesto la diferencia de criterios entre los religiosos respecto del uso del hábito:
"Hay religiosos que no llevan el hábito en la casa o lo hacen con poca frecuencia, aunque está mandado usar la sotana o el clergyman. Igualmente no se cumple la prohibición del uso de las blusas azules en clase. Se discute bastante este punto de exigir a toda costa lo mandado. Hay diversidad de opiniones y no se llega a acuerdo"
Recién en 1985, con la aprobación de la nueva Constitución y los Reglamentos Generales, queda zanjado el asunto quedando el anillo que se entrega al religioso en el momento de su profesión perpetua como el único signo exterior de pertenencia a la Congregación.
En España se reúne el Capítulo de elecciones en Valladolid el 8 de abril de 1968. Es electo el P. Luis Martín. Dada la difícil situación en que se encontraba la Provincia, el nuevo Superior provincial llama al P. José Luis Ezcurra quien goza de gran simpatía entre los jóvenes para que asuma la función de Asistente. En Chile fue una sorpresa inesperada. Le reemplazará en la Dirección del Liceo San Antonio el P. Saturnino López recientemente llegado de España, quien permanece un tiempo en Puente Alto para adaptarse y ponerse al día en legislación educacional nacional.
Dejado el provincialato, el P. Nazario Izar de la Fuente, quien había impulsado con mucho entusiasmo la Misión de la Inmaculada, solicita ser enviado a trabajar a Chile. Junto a los Hermanos Ramón Arizón y Graciano San Martín recibe el crucifijo de misionero en Valladolid. Les acompañaba en la misa de envío el joven Hermano Léon Desbos, de la Provincia de Vourles, quien venía de regreso después de haber estado un año desempeñándose como profesor de francés en Viña del Mar. Al mes de llegar a tierras chilenas, el 21 de octubre de 1969, se le nombra al P. Nazario delegado del Superior provincial. Sustituye al Hermano Saturnino San Martín que había ejercido ese cargo desde 1957. Le acompañan como consejeros de la Misión el P. Feliciano Nebreda y los Hermanos Javier Aguirre y Miguel Uzábal.
Un acontecimiento importante a finales de 1968 es el cierre del seminario menor, el Juniorado. Varios fueron los motivos para llegar a esta decisión. El 21 de octubre de 1968 se reunía el Consejo de la Misión para tratar, entre otros puntos, una nueva organización del Juniorado de Puente Alto. Después de reflexionar ampliamente las estadísticas de las congregaciones sobre la perseverancia de los jóvenes en los seminarios menores y dado el escaso número de los juniores, unido a la carencia de un reclutador, el Consejo de la misión estimó conveniente dar un nuevo enfoque a la pastoral vocacional. En lugar de mantener el tradicional sistema de Juniorado, se dedicaría un religioso en los colegios de Viña y Ovalle a grupos apostólicos con miras a futuras vocaciones sacerdotales y religiosas procurando terminen la Enseñanza Media antes de ir al noviciado. Estos grupos apostólicos serían también integrados por jóvenes de otros centros de la ciudad, aunque no se excluye la posibilidad de reclutar algún alumno mayor de Enseñanza media y que viva en la comunidad de Puente Alto.
El impacto de la obra viatoriana chilena trae consigo el interés y la preocupación de amigos de la Congregación en España. El Hermano Graciano San Martín, Secretario de Misiones, impulsó durante once años una gran ayuda solidaria en los colegios de la Provincia. Trabajó especialmente en la Lotería de Navidad para reunir fondos y costear gastos que requería la misión para sus obras. Le sucedió en este servicio el Hermano Liberto Vázquez quien con no menos generosidad dio lo mejor de sí en beneficio de la obra chilena.
También hubo laicos que pronto se entusiasmaron con ideales misioneros y sociales comprometiendo solidariamente sus años juveniles con los más necesitados. A mediados de febrero de 1969 partía para Chile el joven laico Antonio Tobar Galindo, Maestro Nacional de Madrid y antiguo profesor del Colegio San Viator de Madrid. Después de permanecer casi dos años sirviendo abnegadamente con los más pobres en la Escuela "Las Nieves" de Puente Alto, regresa a su Patria convertido en el primer misionero laico de la Provincia viatoriana española.
Una cuestión que inquieta a los Hermanos en estos años es la periodicidad de los viajes de vacaciones a España. Esta situación debemos enmarcarla dentro de la vivencia de una auténtica vida de pobreza y austeridad en que viven desde la fundación. Naturalmente la vuelta cada seis años a más de alguno le causaba cierta angustia. La tendencia de la mayoría es que se redujera a cinco años. Existía disparidad de opiniones. Algunos pensaban que tratándose de la misión de Chile y por el clima benigno, la misma lengua y similitud de costumbres no parecía que se encontraran en necesidad de volver a la Patria con la frecuencia que lo hacen los misioneros de África, Perú, Colombia o Formosa. Otros opinan que los viajes a la Patria con demasiada frecuencia podría ser un antitestimonio de pobreza incluso para familiares y vecinos. La vuelta cada cinco años suponía un fuerte gasto para la misión.
Quienes eran de la opinión de viajar a España cada cinco años daban diversas razones, tales como, una renovación espiritual y la posibilidad de retomar nuevas fuerzas gastadas por la dureza del apostolado. Además, pensaban que el estar en un país dominado antes por españoles, a pesar de ciertas similitudes, crea en algunos un clima de malestar y aumenta la nostalgia. La gran distancia hace vivir al margen de la Comunidad Provincial y de la Patria, aumentando el aislamiento. Se unía a esto la opinión que la dureza de la vida en Chile no es diferente sino muy comparable, y tal vez, superior a la de Bouaké, Perú y demás lugares de misión donde los períodos de estancia son menores. Se pensaba también que el dolor de la separación tan larga que sufrían los padres y familiares en general de bastante edad, se aliviaría en parte si se redujera el tiempo previsto.
Un tema que de manera especial toca la sensibilidad de los más jóvenes y los ideales misioneros se resuelve realizando una consulta donde la gran mayoría se muestra inclinada a que se viaje a España cada cinco años.
A partir de 1970 comenzaban a vislumbrarse tiempos más conflictivos para la sociedad chilena y la Congregación. Los Hermanos se plantean muchos interrogantes sobre la calidad y la continuidad de las obras educacionales. Si se han impuesto un acto heroico al venir de Europa para insertar el carisma congregacional están por encima de las dificultades y van a realizar correcciones, si es necesario o emprender nuevos proyectos para mejorar el camino al que se han comprometido en favor de los jóvenes y los pobres.
El Consejo de la Delegación pidió al Superior Delegado del Provincial en Chile realizar una encuesta secreta para tomar el pulso de las obras y el sentir de los Hermanos respecto del futuro de la misión educadora.
Se tomó como norte orientador la organización del curso 1970. Era difícil tomar la dirección de las obras por la magnitud que comenzaban a tener y la necesidad de enviar a algunos religiosos a realizar estudios universitarios. La enseñanza obligaba a tener efectivos con competencia de títulos. Parecía claro que dedicar más religiosos a formarse y mantener los tres colegios sin el refuerzo de dos o tres religiosos de España sería imponer una carga demasiado pesada al personal religioso docente. Se preguntan cuál de las tres obras estarían dispuestos a abandonar en primer lugar si las circunstancias exigieran tal abandono.
Son muy interesantes las respuestas que se recogen y muestran claramente la opción por los pobres y la decidida continuidad de las obras educacionales pese a los nubarrones que se ven en el horizonte.
Esta es la carta que envía el Superior a los Hermanos cuando obtiene sus respuestas:
"Queridos Hermanos:
Aprovecho este día, 111 aniversario de la muerte del P. Querbes para ofrecerles la síntesis de las 19 respuestas al cuestionario que por iniciativa del Consejo de la Misión les propuse:
1. A la primera pregunta, ¿siente añoranza de su apostolado en España?, dos respuestas afirman débilmente; las otras 17 dan un "no" rotundo.
2. Sobre la satisfacción de su trabajo apostólico en Chile: 7 se dicen satisfechos, 6 poco satisfechos y otros 6 no satisfechos. Es decir, más de la mitad, 12, insatisfechos; la mayor parte, algunos lo expresan, soñaban con hacer más y mejor en Chile.
3. Si descartamos un "no" categórico y el "poco" de otro, los 17 restantes afirman que se sienten inclinados a realizar su apostolado entre los pobres.
4. Dos postularían por Ovalle, 5 por Viña, 2 por Puente Alto, y 10 se manifiestan indiferentes al lugar de su campo de apostolado.
5. Cuál de las tres residencias responden hoy mejor al objetivo de nuestra venida a Chile y a las necesidades de Chile? Las tres responden perfectamente, afirman 6; 4 piensan que Viña es la que mejor responde, uno no sabe, 9 creen que Puente Alto.
6. Tres no se definen sobre cuál de las tres obras abandonar si las circunstancias obligaran a restringir nuestro campo de apostolado, 2 creen que Viña es la primera que habría que abandonar, 3 que Ovalle, y 9 que Puente Alto; por razón del internado, por no tener personal preparado 5, y por ser la más difícil 2.
7. Aceptaría con gusto ser destinado a Puente Alto. Responden con un sí categórico 6, con un categórico no otros 6, y con un sí condicionado 7.
8. Hay seis que temen a Puente Alto, el internado y la falta de organización asusta a 4, y 8 no temen ser destinados a Puente Alto.
9. La gran mayoría aceptaría ser destinado a Puente Alto aunque fuera haciendo un acto de fe 4, 1 no se siente capacitado, y otro nada dice.
10. Las respuestas se refieren a los estudios; 4 desearían hacerlo a jornada plena, 2 a media jornada y 1 quisiera seguir curso de pastoral juvenil."
El contenido del comentario que realiza el P. Nazario nos ilumina las respuestas y nos revelan la mirada de fe y el entusiasmo con que goza la comunidad en su trabajo:
"Me permito unas líneas comentario a las preguntas 2 y 3.
Temía las respuestas a la pregunta número 2. La insatisfacción de más de la mitad me causa preocupación. Sin conocer el porqué, que en algunos casos puede ser indicio de mucho celo, pienso que la insatisfacción restará alegría y optimismo a la comunidad, efecto siempre negativo en la obra de apostolado que supone darse con alegría.”
“Las circunstancias adversas que atravesamos: evolución y enfrentamiento de ideas, la indiferencia del medio ambiente a la acción del religioso apóstol, el reducido número de religiosos de cada equipo insuficiente para realizar un trabajo bien organizado, la misma deficiente organización de nuestros colegios, la difícil integración de los profesores seglares en el apostolado, etc., etc., no favorecen siempre la alegría y optimismo comunitarios; nos hacen pensar demasiado en lo negativo y gastar energías que podríamos emplear en la acción y en ver lo positivo de nuestro apostolado.”
“Sabemos que la vida religiosa es cruz y que el verdadero apostolado no está exento de ella; pero la cruz y las dificultades ni quitan el optimismo ni la alegría del apóstol que vive en la intimidad con Dios en una comunidad de amor fraterno. "Arroja tu ansiedad en el Señor y Él te alimentará" dice el salmista, que podemos traducir: "Échate en el corazón de Dios y en el de tus hermanos y Él y ellos alimentarán tu optimismo y tu alegría".
“La inclinación al pobre manifestada en las respuestas a la pregunta 3 es algo muy, muy positivo. Tenemos que pedir al Señor que esa inclinación, don suyo, sea cada día más eficiente y capaz de responder hasta el máximo a lo que necesita y espera la Iglesia de nosotros. "El religioso debe ser portador de la Buena Nueva a los pobres", nos dice Medellín. Esto supone en las comunidades y en los religiosos una definición clara y personal frente al pobre de bienes materiales, de bienes espirituales y de unos y otros. Definición auténtica que se traduzca en espíritu de pobreza, en buenas palabras, etc., etc., pero sobre todo en hechos, servicio, disponibilidad, acercarse al pobre, etc., etc.”
“Quise esperar a conocer el resultado de las elecciones presidenciales para enviarles las líneas que preceden. Ese resultado sea para nosotros motivo de reflexión. Hemos podido apreciar la gran fuerza del marxismo en Chile, no expresamente enemiga de la religión pero sí, como todo marxismo, favorecedor de lo que puede ser elemento de penetración del materialismo y de lo que puede ir alejando al pueblo de Dios.”
“Tienen que ser esos resultados adversos a la religión un llamamiento a una unión más cerrada entre nosotros en la oración y en la vida comunitaria que nos prepare para un apostolado normalmente más difícil.”
“Y tiene que ser estos meses, en que irán despejando incógnitas y aclarando posiciones en el campo político, tiempo de serenidad y de confianza en la Providencia unidos a la prudencia en las palabras sin demostrar pusilanimidad o cobardía en nuestra misión apostólica como religiosos.”
“De momento no parece tengamos nada que temer; en cuanto al futuro, estamos en manos de Dios: Él es Dueño y sabe sacar el Bien de lo que a nosotros nos pueda parecer mal. Unidos ante el Sagrario y en la Virgen Inmaculada. Affmo. P. Nazario, csv."
Es la mejor expresión como evaluación de estos años, señalados como de entrega generosa al anuncio de la Palabra en una opción por los jóvenes y los pobres de Chile.