jueves, 28 de octubre de 2010

EDUCADORES DE LA FE ( 5 )

(1974-1977). La Delegación chilena de Clérigos de San Viator, a partir del Capítulo general de 1972, comienza a despertar a una nueva conciencia de su misión y a una especialísima sensibilidad frente a sus exigencias. Su razón de ser en tierras chilenas es el apostolado a través de la educación hacia los más pobres y desfavorecidos, preferentemente los niños y jóvenes. Las conclusiones del último Capítulo general explicitadas en el Documento "Clérigos de San Viator 1972" enmarca el proyecto apostólico que la impulsa:

"Acción apostólica en los sectores de la catequesis y de la liturgia, en la escuela o fuera de ella, en la parroquia y en las nuevas comunidades cristianas; servicio a los no cristianos y a los que lo son sólo de nombre, por la pre-evangelización o la pre - catequesis.”

“Respuesta a las aspiraciones de los jóvenes, ayudándoles a liberar los dinamismos y los valores positivos que tratan de manifestarse y acogiendo en ellos cuanto tiende a manifestaciones comunitarias. Para ello: crear comunidades capaces de recibirles y escucharles; dar testimonio de un cristianismo vivo y comprometido, significativo y capaz de interpelarles; abrir a ellos nuestras comunidades en tanto que lugares en los que la adhesión a Jesucristo da un sentido profundo a la aspiración humana, lugares donde se profundiza constantemente la fe en Jesucristo; donde la celebración litúrgica nos hace participar en la acción de Cristo que, enviado por el Padre, vuelve a Él todas las cosas, lugares donde celebra la vida y la misión. Apertura de nuestra misión del lado de los desfavorecidos, los pobres y los marginados; compromiso en pro de una acción eficaz y concertada a favor de la justicia, poniendo nuestro poder moral al servicio de los que no tienen poder. Aprovechamiento de nuestra personalidad viatoriana para participar en la pastoral de conjunto como miembros plenamente activos en la misión pastoral de la Iglesia. Promoción en nuestros ambientes de vida y de trabajo de la iniciativa y participación de los seglares en la misión pastoral de la Iglesia. Entrega a tareas apostólicas urgentes - compromisos temporales concretos- que sean capaces de indicarnos nuevos caminos de misión."

Comprometidos en su consagración religiosa viatoriana y en su amor a la Iglesia, los Hermanos continuaron, con no pocas dificultades, pero con mucho entusiasmo su labor apostólica, acordes a los principios emanados del Capítulo general de 1972 y abiertos a nuevas experiencias. El Informe del estado de la Delegación de 1974, declara:

"El ambiente religioso en las tres casas lo podemos calificar de bueno, tanto en la caridad, en el cumplimiento de sus obligaciones religiosas y en el trabajo apostólico.”

“Con todo conviene destacar bastantes deficiencias en los compromisos religiosos dejados al cumplimiento personal. En las tres casas se hizo el plan de vida comunitaria. Se han tenido normalmente las reuniones de los sábados. En esas reuniones y en algunas circunstancias ha habido tensiones en Puente Alto, y en Viña se tuvo una tendencia a suprimir esas reuniones. Es algo común a las tres casas que las reuniones desembocan más en lo académico que en lo espiritual y apostólico.”

“Paralelamente a la labor académica se han desarrollado en las tres casas labores apostólicas tanto colegiales como extra-colegiales, con tendencia a adquirir constantemente nuevos compromisos, multiplicando la extensión de las obras, con perjuicio de su intensidad"

La sensibilidad y los anhelos de los religiosos por servir mejor a la Iglesia chilena los estaba conduciendo hacia un trabajo intenso, a un activismo en perjuicio de la vida espiritual y comunitaria. Los grupos apostólicos comienzan a aparecer con gran fuerza: Scouts, grupos del Movimientos Palestra, grupos de primeras comuniones y confirmaciones, mamás catequistas, cooperación en las parroquias donde se está inserto, cursillos de cristiandad, retiros espirituales por cursos, convivencias con padres y apoderados, capellanías de monjas, incluso un religioso trabajó como secretario de la Junta de Vecinos del sector donde residían. Fue necesario efectuar una profunda evaluación. El Superior provincial, P. José Luis Ezcurra en su primera visita a Chile que realizó en el mes de marzo de 1974 animó a los religiosos a fijar prioridades y ampliar el campo de apostolado hacia la parroquia:

"Se nota el peligro de llevar a cabo "apostolado de signo personalista". Si no se evalúa con frecuencia, corre el peligro en Chile de caer en "activismo", de no controlar ese aire de apostolados "aislados" y al peligro de activismo podría suceder otro peligro mayor: la excesiva y fácil familiaridad con personas que pronto resultaría un freno para el libre desenvolvimiento apostólico y comunitario...”

“A mi pregunta de si se está cumpliendo en Chile con el fin para que fue creada la "Misión", se respondió de manera totalmente positiva. Efectivamente, la llegada de los Clérigos de San Viator a este país respondía a un deseo: dedicación preferencial al pobre; principalmente a través de la enseñanza.”

“Quizá ha llegado el momento de ampliar ese primer apostolado, que es tan nuestro, con una labor parroquial más cualificada, que por otra parte, nunca se ha descuidado y que encaja igualmente dentro de nuestra idiosincrasia viatoriana.”

“Sin restar méritos a los muchos medios apostólicos existentes en la Iglesia ¿qué medio se puede presentar de una mayor eficacia e influencia que el realizado a través del colegio y la enseñanza?”

“Lo que hemos de cuestionarnos es si poseemos la creatividad, la iniciativa y el riesgo suficiente para que nuestra influencia espiritual, moral, apostólica sea proporcional al tiempo y a las energías que empleamos. No está tanto en abarcar demasiado, sino en la calidad de nuestro trabajo.”

“Si en la clase, a lo largo de los días y años, recibe el alumno un impacto imborrable y hasta definitivo para el resto de su vida, ¡cuántas otras actividades apostólicas se pueden organizar valiéndose del colegio como plataforma! ".

La visita del Padre provincial trajo mucho fruto a la Delegación y a cada Comunidad local. Además de hablar con cada religioso en particular, se elaboraban por primera vez los planes de vida comunitaria en presencia de un Superior provincial. También inauguró oficialmente el Refugio San Viator de Granizo y se adquirió una casa en Puente Alto para residencia de los Hermanos que trabajaban en la Escuela Las Nieves, que más tarde se convertiría en la primera casa Noviciado de la Misión chilena. Al momento de su partida dejó escritas unas líneas con carácter de animación e invitó a toda la comunidad a reflexionar sobre tres puntos importante: la conveniencia y necesidad de una mayor integración apostólica y planificación escolar, aunar esfuerzos en el ámbito comunitario y elaborar un plan de pastoral vocacional.

A su regreso, en España, el P. José Luis Ezcurra, escribió una afectuosa carta dirigida a los padres y familiares de los religiosos españoles que realizaban su apostolado en Chile contando lo que vivían los Hermanos en estos años en su ministerio, tanto al interior de la Congregación, como en su servicio a la Iglesia y a la sociedad chilena. Es una buena síntesis que nos testimonia su trabajo evangelizador en este último tiempo.

"Puente Alto. La Escuela Profesional con cerca de 700 alumnos. De ellos unos 120 son internos. Niños y jóvenes en su mayoría sin familia. La nueva experiencia que han iniciado con ellos es la de dividirlos en cuatro grupos; cada uno con un religioso al frente, forma un hogar. Ambiente de hogar y vivencia muy familiar entre los componentes del grupo. Hay que verlo para gustarlo...”

“Sigue el apostolado de la población "El Tranque" cuya Iglesia está adelantada. También se atiende a otra población denominada "Las Rosas".”

“El último de los Hermanos que ha llegado a Puente Alto, Javier Ortuondo se encuentra ya muy acostumbrado y además en su salsa, muy entusiasmado; con mucha dedicación al colegio donde ha organizado ya varias novedades y aún le queda tiempo para dar alguna hora de clase en la Universidad de Santiago.”

“Me gustaría decir algo del apostolado de cada uno de los Hermanos pero me limito por hoy a esta simple información general y sintética.”

“No muy lejos del colegio, aproximadamente a un kilómetro, se ha comprado una bonita casa con un terreno de más de doce mil metros cuadrados. Su finalidad es apostólica y comunitaria, a la par que una buena inversión para las circunstancias favorables de su adquisición.”

“Viña del Mar. Colegio que se mantiene a la cabeza de los centros educacionales de la bella ciudad del Pacífico, a pesar de ser subvencionado. La subvención estatal alcanza sólo para los sueldos de profesores de unos cuatro meses ¿Y el resto? El Centro de Padres se los tiene que ingeniar. Lo mismo ocurre en Ovalle. En estos aspectos hay que señalar que nuestros tres colegios son para la clase humilde y consecuentemente los hermanos viven con sencillez, pero, quizás por ello, muy alegres.”

“Apostolado parroquial, es muy posible que dentro de muy pocos días se ordene de diácono el Hermano Graciano, para la Iglesia de San Antonio de Viña del Mar.”

“Durante mi estancia en Viña del Mar inauguré un bonito refugio, construido con ayuda de nuestros colegiales. Está a unos 30 kilómetros de Viña del Mar en un terreno también nuestro y junto a la montaña. Lugar muy sano. Su objetivo: centro de encuentros y reuniones de grupos de reflexión y oración y también para scouts.”

“Ovalle. Colegio a donde han ido a parar los dos Hermanos jóvenes, últimamente llegados a Chile: Daniel y Elicio. Están muy entusiasmados.”

“Apostolado colegial - catequético en centro estatales, apostolado parroquial: grupos mixtos de Palestra y dirección a nivel diocesano; comunidades cristianas, scouts, medio pupilos.”

“Para tanta labor son bien pocos en número... pero buenos. Dentro de unos días les llegará el refuerzo del P. Roque; pero vuelve el Hermano Adelfo a España para un año a finales de este mes de abril.”

“Política y económicamente. El recordar ahora lo que mucha gente pasó en el régimen marxista les parece como una pesadilla o sueño.”

“Actualmente hay fuerte control militar; estilo dictatorial, pero la gente está tranquila, trabaja... se siente confiada y con esperanza en el futuro.”

“Momento económico difícil para el país y aunque pudiera conseguirse todo con dinero, no todos pueden comprar lo necesario, pues los sueldos no se han podido reajustar en la proporción de la subida de precios.”

“Nuestros Hermanos tienen lo suficiente; alimentación sana y abundante y no creo que suspiren por cambiar su estilo por el nuestro de mayor exquisitez.”

“Todos los Hermanos, sin excepción me han insistido de contar a los suyos lo que he visto y hemos hablado y a poder ser que sea de viva voz. ¿Cuándo?”

“Ojalá pueda ser pronto. Mientras tanto un fuerte abrazo de sus hijos, hermanos, familiares y amigos que trabajan tan entusiastas en nuestra misión de Chile. P. José Luis Ezcurra, c.s.v. Superior provincial."

El P. José Luis Ezcurra en su apretada agenda, además de haber conversado con varias personalidades de Iglesia, tuvo gran interés en llegar a acuerdos con el Sr. Obispo de Valparaíso, Monseñor Emilio Tagle Covarrubias en vistas a concretar el proyecto de asumir la pastoral de la Parroquia "San Antonio" de Viña del Mar, ofrecida por Don Félix Ruiz de Escudero en forma verbal en numerosas oportunidades. Este anhelo de años anteriores, lo confirma una carta dirigida al Superior provincial de España, por el Hermano Luis Gutiérrez Consejero general, con motivo de su visita a la Misión acompañando al Superior general, P. Jean Real Pigeon en 1968.

"Don Félix quisiera, como sabe, que nos hiciéramos cargo de la Parroquia y de sus obras anejas... El Sr. Obispo nos dijo que vería con simpatía que nos pudiéramos hacer cargo de la parroquia... Los Clérigos de San Viator verían con simpatía que estuviéramos en condiciones de hacernos cargo de todo el complejo parroquial, pero no es nuestra principal preocupación... "

La Parroquia de "San Antonio" traía consigo la responsabilidad sobre la "Fundación María Teresa Brown de Ariztía" y el párroco era su presidente y albacea testamentario. Era muy difícil separar ambas funciones. A los Clérigos de San Viator les preocupaba asegurar la supervivencia y la gratuidad del colegio y considerar la pastoral parroquial y colegial como un todo, pero no administrar esa Fundación.

El acuerdo había llegado a tal nivel que se barajaron algunos nombres de sacerdotes y la posibilidad de enviar un diácono, como lo testimonia el Hermano Graciano San Martín:

"Otro acontecimiento relevante fue mi ordenación como diácono permanente, el segundo de toda la Congregación entera. Ya en repetidas veces el Párroco, Don Félix Ruiz de Escudero, me venía insistiendo que me ordenara sacerdote al ver mi actuación en la Parroquia. A mi edad esto me parecía difícil y le dije que podríamos empezar como Diácono Permanente que acababa de instaurarse en la Iglesia por Pablo VI. Entonces me dijo que de inmediato iba a hablar con el Sr. Obispo de Valparaíso para que sirviera en su Parroquia. Después de tres años de preparación y traslado a Puente Alto fui ordenado por el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Sergio Valech, en la Parroquia de Puente Alto, a cuyo solemne acto asistieron todos los Clérigos de San Viator de Chile el 21 de julio de 1974.”

“Estando en plenas funciones diaconales, en el mes de marzo de 1976, recibía una carta del P. Ezcurra en la que me decía que fuese al colegio de Viña para hacerme un miembro de la Parroquia como Diácono, pues según le había dicho el Sr. Obispo de Valparaíso al año siguiente se iban a hacer cargo de la Parroquia San Antonio... Como tardaba yo de hacer ese traslado, pues tanto el Párroco de Puente Alto como el Sr. Obispo de la zona estaban muy contentos de mis servicios, me escribió de nuevo urgiéndome a ir a Viña. Así que, sin apenas despedirme, salí a la carretera y me encaminé a mi nuevo destino, que fue un verdadero fracaso, pues al presentarme con el Director, P. Saturnino López, Don Felisín sobrino de Don Félix, nos recibió fríamente y dio a entender que no necesitaba de mis servicios..."

Desafortunadamente, por asuntos jurídicos testamentarios, no se encontró solución respecto a la separación de la administración de la Fundación "Teresa Brown de Ariztía" y la tarea pastoral del cura párroco. Las conversaciones se fueron distanciando y finalmente no se llegó a ningún acuerdo entre el obispado de Valparaíso y la Congregación.

Los Clérigos de San Viator continuaron administrando el Liceo "San Antonio" y colaborando en las labores parroquiales en la medida de sus posibilidades.

Al proceso de nueva toma de conciencia del carisma fundacional en tierra chilena se unieron las orientaciones del Capítulo general de 1972, convocando las energías de todos los religiosos para los seis años siguientes en torno a la doble prioridad referente a la misión apostólica y a la promoción de la vida religiosa.

Otro factor que influye positivamente en este caminar es la visita que realiza el Superior general P. Thomas Langenfeld junto al Consejero general, Hermano Pablo Villar, para animar a la Delegación en la línea propuesta por el Capítulo general.

En plenas Fiestas Patrias, el 19 de septiembre de 1974, llegaban al aeropuerto de Pudahuel, de Santiago, donde les esperaban una gran cantidad de viatores. Era la primera visita canónica que realizaba el Superior general a Chile.

El primer encuentro de los superiores fue con el Consejo de la Delegación en Puente Alto para un cambio de impresiones y planificar las visitas a las comunidades locales y conocer así, al mismo tiempo, las obras apostólicas. Todas las reuniones fueron muy fraternales y los hermanos tuvieron la oportunidad de expresarse y compartir con su primer pastor las inquietudes, esperanzas y preocupaciones en un clima de apertura y sinceridad.

En la carta pastoral que entregó el Superior general expresó con palabras de agradecimiento la acogida que recibió y sobre todo la gran admiración por la obra que se realizaba con tan escasos recursos pues las dificultades que existían en los centros educativos eran enormes por la malograda situación socio-económica del país. Entre sus diversas orientaciones manifestó:

"Se afirma que vuestra presencia en los centros educativos, a pesar de las dificultades que se encuentran en la situación sociopolítica de la Nación, es un camino valioso para realizar nuestra labor educativa de evangelización directa entre los alumnos, al mismo tiempo que proporciona, hoy más que nunca, la posibilidad de llegar a los apoderados y familias de nuestros educandos, campo que ofrece muchas oportunidades de acción apostólica complementaria.”

“Por otra parte, nuestros colegios o centros docentes pueden resultar otras tantas situaciones de partida para trabajar con grupos juveniles, comunidades de base que permiten insertarnos de forma más directa en la pastoral diocesana.”

“Muchas de las iniciativas e inquietudes apostólicas, encuentran fácilmente un campo de realización en el amplio abanico de necesidades de todo tipo, que la creación de una sociedad más justa exige. Ahora bien, no pocos se preguntan si esta multiplicidad apostólica, que en ocasiones calificáis de "activismo", no os lleva a una dispersión de fuerzas, con detrimento de la calidad de vuestra labor apostólica. Esto es fruto de la falta de planificación de la misión y fijación de los objetivos y prioridades de la misma, que en su momento autentifique la realización de los carismas personales. No faltan quienes se interrogan si no convendría sacrificar la cantidad de apostolados en beneficio de una calidad que diluya esta insatisfacción que agobia a muchos por no llegar a todo, y a la vez que permita la formación de equipos dinámicos de trabajo que resulten otras tantas comunidades de vida y de acción.”

“De la atenta lectura de los carismas de las diferentes personas y grupos comunitarios, de la evaluación de sus capacidades frente a las necesidades sociales y eclesiales de Chile, nacerá esa planificación decidida y flexible, que teniendo en cuenta las limitaciones propias de las situaciones de partida e incluyendo el aspecto económico, defina vuestra misión".

Las visitas del Superior provincial y posteriormente del Superior general no dejaron indiferentes a los Hermanos, sino que los movió a reflexionar en torno a las líneas propuestas que ellos como pastores dejaron a su paso por la Delegación chilena. El P. Feliciano Nebreda, Delegado Provincial, reaccionaba decididamente:

"En las dos visitas que este año hemos tenido, la del P. Provincial primero y luego la del P. General y del Hermano Pablo, se nos ha dicho sin tapujos que nos falta algo importante, casi ellos decían esencial para la marcha ideal de la Comunidad chilena. Eso cuasi esencial era: UNA PLANIFICACIÓN; EL FIJAR UNOS OBJETIVOS, EL SEÑALAR UNAS PRIORIDADES, EL REESTRUCTURAR, Y SI FUERA NECESARIO, NUESTRA VIDA COMUNITARIA.”

“Hemos oído que nuestros colegios de Chile son colegios importados, idénticos a los de España. ¿Quiere decir esto que nuestra labor apostólica y nuestra vida religiosa de entrega y de servicio, que nuestra generosidad... es también idéntica a la de España? ¿Hemos caído del primer fervor que nos trajo a estas latitudes? Si esto que hemos escuchado fuera exacto deberíamos preguntarnos si merece la pena el dar el salto para hacer igual que haríamos en España.”

“Es posible que en esto, haya algunos que piensen que no es verdad, y que en efecto no lo sea; pero hemos de enfrentar el dicho, el pensamiento, lo que al parecer trasluce. Si no es verdad, ¿ por qué lo aparenta? ¿Qué hay en nuestro modo de vivir al exterior, de ejercer el apostolado, de llevar nuestra vida comunitaria, que deja traslucir esto? Porque algo dejamos entrever, porque los que vienen, se llevan esa impresión.”

“Por eso, creo que es hora de que todos y cada uno de nosotros, en forma individual y comunitaria, nos hagamos estas preguntas y tratemos de buscar razones y causas que determinan estas impresiones. Pongámonos, por lo tanto, en reflexión y oración para intentar dar una solución a esta especie de tensión que estamos viviendo.”

“Haremos un esfuerzo para prescindir de lo que tenemos, de lo que hacemos, de nuestras tres obras actuales con el fin de que veamos qué es lo que ahora nos conviene, la Iglesia necesita, las almas nos piden. Con otras palabras cuál es la razón de estar nosotros en Chile."

Algunos religiosos, en varias ocasiones, habían insinuado la conveniencia de dedicar unas cuantas semanas en vacaciones escolares de verano para convivir y compartir las inquietudes que cada uno sentía sobre la vida comunitaria y apostólica. Urgía una revisión y reformulación de los objetivos que inspiraban la misión viatoriana chilena. Corrían aires de renovación y puesta al día en toda la Congregación, se hablaba de los carismas personales e institucionales, de mayor inserción entre los pobres, el compromiso socio-político de los religiosos, la situación de injusticia que vivía América Latina, y en particular se hacía necesaria una reacción a las críticas que venían de algunos Hermanos más jóvenes y de religiosos de España en el sentido de que el trabajo en tierras chilenas no era más que una repetición de lo que se hacía en la península. Un encuentro así suponía un fuerte desembolso de dinero, pero no fue obstáculo para que toda la Delegación fuese convocada a una asamblea más larga de lo acostumbrado. Se escogieron los días entre el 15 de enero y el 15 de febrero de 1975. Todos procuraron solucionar los problemas académicos y no se comprometieron en ningún apostolado o cursillo durante esas fechas. El Consejo de la Delegación propuso cuatro puntos para reflexionar:

• La Iglesia, en particular América Latina y en especial en Chile.
• La educación en América Latina y en concreto en Chile.
• Definición con la Iglesia y como Clérigos de San Viator dentro de la Iglesia chilena.
• Las comunidades locales como levadura dentro de la Iglesia.

Los Hermanos contaban con valiosos documentos publicados por la Dirección general, que orientaban hacia caminos de renovación de la vida religiosa viatoriana. Entre ellos se contaba con las cuatro publicaciones del 21° Capítulo general de 1969, las conclusiones del último Capítulo general "Clérigos de San Viator 1972" y "Clérigos de San Viator 1975" sobre la misión y relación con Dios.

Es interesante hacer notar que este último documento "Clérigos de San Viator 1975" fue, además, un trabajo de reflexión y consulta personal y comunitaria a toda la Congregación. Las respuestas se sintetizaron en un documento en la Dirección provincial que fue enviado a la Dirección general para su estudio en conjunto con los resultados de las otras provincias. Entre los días 13 al 22 de noviembre de 1976, en Madrid, se reunió el Consejo general extraordinario para discernir y evaluar las conclusiones generales. A partir de allí se expresaron, como documento previo los objetivos y pistas concretas de renovación para toda la Congregación en vistas al próximo Capítulo general que se efectuaría en 1978.

La Congregación a nivel internacional va labrando su camino de renovación y puesta al día solicitado por el Concilio Vaticano II, a nivel nacional la presencia de la Comunidad viatoriana se está estructurando, al mismo tiempo como Delegación con mayor autonomía.

Se comenzaban a dar pasos más seguros en las decisiones dado que la mayor inserción en la realidad del país y la distancia geográfica, la diferente realidad cultural y eclesial respecto de España propiciaban una mayor autogestión.

Este proceso ya tenía antecedentes en años anteriores. Los Hermanos, reunidos en Asamblea durante el verano de 1972, habían elaborado un documento donde reflejaban sus inquietudes y experiencia de gobierno. El documento llamado "Proyecto de Autonomía de la Misión de Chile" se envió a la consideración del Consejo provincial. Éste tocaba diversos aspectos de alto interés para la Misión chilena tales como, estudios sacerdotales y diaconales, elección del Superior delegado, fundación y cierre de casas, comunidad religiosa de base, presupuestos personales y dinero de bolsillo, viajes a España, religiosos jóvenes, plan de vida comunitaria, y envío de misioneros laicos.

Sin embargo, en España no tuvo la acogida esperada y la reacción del Consejo provincial no agradó a los Hermanos y la cuestión estuvo dilatada hasta el 31 de marzo de 1974 cuando el P. José Luis Ezcurra, Superior provincial abrió nuevamente el diálogo en esta área:

"El Consejo fue dando respuesta al documento en sucesivos momentos. Las observaciones apuntadas no contentaron a los Hermanos que ejercen su apostolado en Chile. Quizá parezca hoy un momento oportuno para una revisión de lo que entonces se escribió por una y otra parte y llegar al proyecto que satisfaga a todos. Circunstancias de hoy, a) la mentalidad ha evolucionado bastante en la Provincia, y algunos prejuicios de entonces hoy están superados. Ha pasado un tiempo prudencial para poder juzgar con serenidad y objetividad los diversos puntos de vista de aquel entonces. b) Se insinuaba desde España que podría ser oportuna la presencia en Chile de un representante de la Dirección provincial antes de la redacción definitiva. Además, que tras el diálogo epistolar establecido convenía una revisión del proyecto que con las convenientes enmiendas fuera aprobado cuanto antes. c) El actual Consejo provincial en su reunión del 20 de agosto último se pronunció en los siguientes términos (Re/ Acta del Consejo): "Les toca a ellos (Hermanos de Chile) autodeterminarse en asuntos internos de su compromiso apostólico, finanzas, formación, régimen de vida, etc. Pero en realidad sus Planes inciden de hecho sobre la planificación de la parte española de la Provincia, en particular en cuanto se refiere a la disponibilidad de personal nuevo.”

“TENIENDO EN CUENTA: que el documento en cuestión puede favorecer el desarrollo de la Misión Chilena, que la Provincia desea concretar esa mayor autodeterminación a favor de la gestión que en una región tan distante y también diferente llevan a cabo nuestros hermanos de Chile que, no obstante, nuestro mayor deseo es el estar vinculados estrechamente que, por último, no resulta nada fácil su elaboración a lo largo de una reunión y de un intercambio de pareceres SE DETERMINA, que tomando como base el DOCUMENTO presentado por la Delegación chilena... SE INICIE una redacción que plasme los intereses y deseos de todos. Para ello, se nombra una COMISIÓN de dos o tres en Chile, para la puesta al día del trabajo. Enviado a España con el V°B° del Delegado, allí se completaría o puntualizaría con sentido de mejora. Esta segunda redacción volvería a Chile para que la Asamblea juzgara el contenido, para que una vez hechas las observaciones pertinentes pudiera ser aprobado definitivamente por el Consejo de España".

Con este cúmulo de antecedentes y documentos de apoyo el encuentro convocado por el Superior de la Delegación en el verano de 1975 se realizó en la casa de Ejercicios de Padre Hurtado. Después de realizar el retiro anual, la comunidad dispuso de unos días de convivencia para profundizar en sus relaciones de fraternidad y llenar el vacío que sentían de comunicarse e intercambiar tantas experiencias vividas en los últimos años, que no habían sido nada fáciles. El horario de trabajo fue verdaderamente intenso. Se organizaron diversas comisiones de trabajo y las asambleas generales y las conclusiones fueron moderadas por el Hermano Javier Ortuondo. El fruto de todo este esfuerzo se plasmó en el documento final "Clérigos de San Viator 1975, en Chile". Contó con varios capítulos que versaron sobre la identidad de los viatores, la oración, la comunidad, el apostolado y el gobierno. En su declaración de su identidad a partir de las relaciones existenciales de la base expresaban:

"Los Clérigos de San Viator en Chile constituyen una Comunidad religiosa acogedora y fraterna, con una oración personal y comunitaria animadora de su vida activa. Siendo signo vivo de Cristo en el ambiente donde se incorpora, buscan la evangelización y educación de la fe en Colegios y Parroquias, preferentemente entre los pobres materiales acordes, con la Pastoral diocesana".

Y, preocupados por conocer y reflejar la realidad humano-social del pueblo chileno, analizaron sus características observadas directamente en los años de trabajo en el país con el fin de comprometerse responsablemente con su historia, sus valores, sus problemas y realizar opciones concretas que les mantengan atentos a las prioridades de la Iglesia, y a lo que Dios y el hombre les piden en cuanto a vida de oración y a la vida comunitaria. Respecto del apostolado optan decididamente por:

"Procurar que, dentro de la amplia gama de actividades apostólicas, se atienda preferentemente al pobre material.”

“Buscar una total integración de todos los religiosos, dentro de sus posibilidades y medios, a la Pastoral Diocesana, atentos a sus orientaciones y decisiones en: COLEGIOS, como dedicación especial, realizando una planificación conjunta que atienda convenientemente a profesores y alumnos, apoderados y personal de servicio, y EN PARROQUIAS: catequesis infantil y sacramental, juventud, adultos, liturgia, devoción mariana aportando nuestra creatividad, y unificando y jerarquizando nuestras obras. Que el interés por la búsqueda y cultivo de nuevas vocaciones se dé a todos los niveles de la Delegación"

Los religiosos, una vez más, emprendieron el camino hacia una gran movilización interna y se dispusieron a asumir sus riesgos. Se lanzaron hacia un sentido profético optando por Jesús, vivir en fraternidad y entregarse a la misión, comprometidos seriamente con los valores espirituales y con las personas, especialmente en el mundo juvenil y los más pobres.

Las experiencias vividas por los Hermanos en estos años, tanto en el proceso de consolidación interna como en el servicio a la Iglesia chilena, tiene connotaciones de gran relevancia. Su compromiso con los más necesitados se da preferentemente a partir de la escuela. Y desde allí, responden al clamor de los pobres haciéndose eco del llamado de los obispos:

"Sabemos las complejidades de los problemas económicos. Sabemos los esfuerzos que se hacen por salir adelante. Pero no podemos dejar de insistir en la extrema gravedad que significa, a la luz del Evangelio, el que por despido, por cesantía, o por el aumento del costo de la vida, por las causas internacionales o por las causas que sean, haya hogares en que ya no se cocina, haya niños pidiendo pan, haya alumnos que no pueden estudiar, porque no comen lo suficiente para concentrar su atención.”

“Una sola respuesta cabe a este desafío: hacer cuanto esté de nuestra parte por aliviar el hambre de quienes lo sufren y disponernos a aceptar con gusto cualquier medida de emergencia que nos impongan las autoridades, para que lleguen a todos o los alimentos que necesitan, o los medios para adquirirlos"

En 1975 la Conferencia de Religiosos de Chile también envió un mensaje a todos los religiosos del país donde, entre otras cosas, se dice:

"Conscientemente de la grave crisis socio-económica que afecta al mundo, y que repercute especialmente en nuestra patria haciendo que muchos de nuestros hermanos sufran hambre y cesantía, hacemos un llamado especial a todos los hombres y mujeres que libremente se han comprometido a seguir a Cristo en la Vida Religiosa:

• a vivir con mayor austeridad y sencillez nuestra Vida Religiosa;
• a fomentar, en los medios donde actuemos, mayor sobriedad de vida, evitando gastos superfluos como licenciaturas, viajes de fin de curso, festejos de primeras comuniones, etc.;
• a una mayor solidaridad personal y comunitaria para poder mejor compartir nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestros bienes, con los más necesitados".

La Comunidad viatoriana es sensible al dolor del pueblo y se suma a los esfuerzos de toda la Iglesia para ser solidaria con los que sufren. En una entrevista realizada en España al P. Feliciano Nebreda, Superior delegado, queda expresada la forma en que los Hermanos acompañan al pueblo en estos momentos tan difíciles:

"La situación es de hambre en muchos hogares de entre nuestros muchachos. Y en el campo del vestido, vivienda, etc., la situación es similar. En realidad, hay alimentos, lo que falta es dinero para comprar. Este es el ambiente actual de la Nación, y en particular del medio en que nosotros trabajamos y también la situación en que están nuestras obras.”

“Ello no hace sino aumentar nuestra ilusión y entusiasmo por la tarea que realizamos, pues estamos convencidos de que la primera condición para sacar a un país del subdesarrollo, es la instrucción y educación de los jóvenes de hoy que han de ser los hombres del mañana... Y lo que les ofrecemos no es tanto un pescado para quitar el hambre, cuanto un anzuelo para que lo pesquen ellos mismos.”

“Les proporcionamos también la moralidad cristiana, la fe y la esperanza que les ayuden a perseverar sin desesperarse, aunque el "pescadito" tarde en picar".

El año 1975 fue un año intenso. Apostólicamente los Hermanos siguen esforzándose para llegar a todas partes donde ven necesidad, con el inconveniente de abarcar demasiados apostolados diversos.

Aunque había llegado un gran refuerzo a la Misión en las personas de los Hermanos Julio Batalla y Francisco Javier Bernabé, el mucho trabajo, las múltiples ocupaciones y preocupaciones y la edad avanzada de algunos, comenzaron a minar la salud de los Hermanos. Varios se vieron obligados a seguir un régimen de descanso y otros estuvieron hospitalizados por diversas enfermedades. Entre ellos el más grave fue el Hermano Julián, Lagos quien sufrió una hemiplejia grave que lo dejó inválido y debió regresar a España. La comunidad chilena y especialmente el Liceo Parroquial San Antonio sintió un gran vacío, pues era un hombre bueno y un religioso ejemplar: muy servicial y siempre animoso. Murió en la Residencia de Valladolid, España, el 10 de junio de 1988.

El día 24 de marzo de 1976, el P. José Luis Ezcurra, Superior provincial, acompañado del Hermano José Martínez, Administrador provincial, comenzaba una nueva visita a la Delegación. Su presencia era necesaria y esperada. Tantas inquietudes en el corazón de los Hermanos urgían su presencia. Conversaron con cada uno y avivaron las esperanzas en una misión que valía la pena. Visitaron las comunidades y los días 17 y 18 de abril se reunieron en asamblea toda la Comunidad viatoriana. Evaluaron la realidad de la vida religiosa viatoriana y su acción en Chile en un ambiente de oración y discernimiento. El día 24 de abril, el P. Provincial presidió en la Parroquia San Antonio de Viña del Mar, la liturgia en la que el Hermano Gerardo Soto, religioso chileno, pronunció sus votos perpetuos. Resultó ser un día muy viatoriano con participación de todos los religiosos y muchos alumnos del Liceo Parroquial San Antonio.

En su informe de esta última visita, el Superior provincial expresa su sentir y pensar de la obra viatoriana y, al mismo tiempo, evalúa el quehacer de los Hermanos de este período entre 1974 y 1977:

"Es interesante constatar la variedad de actividades apostólicas de nuestros Hermanos de Chile, aunque se insiste que sean más compartidas, ya en equipo, ya a nivel de evaluaciones periódicas comunitarias.”

“Conviene instar a los superiores que no frenen posibles nuevas iniciativas apostólicas con tal que parezcan valiosas y aceptadas por la comunidad, aunque ello suponga algunos riesgos proporcionados.”

“Un peligro en Chile es la improvisación y dejar los proyectos a la voluntad. Se requieren planes de vida comunitaria y actividades apostólicas evaluables y con responsables que se comprometan a su realización.”

“La edad y el desgaste obligarán en breve a ciertos relevos o cambios en el personal.”

“El momento histórico difícil que soporta Chile, porque gran parte de la población pasa hambre, es compartido con generosidad por nuestros Hermanos.”

“Otra preocupación importante es la planificación de la pastoral de adultos a nivel de Padres y Apoderados. La eficiencia de nuestra labor colegial es proporcional al trabajo que se realiza con sus padres y apoderados de los niños. La pastoral de conjunto tiene como posibilidad y objetivo fundamental entre los nuestros la pastoral sacramental, centrada en la preparación catequética o catecumenado de la Comunión y Confirmación.”

“Los Señores obispos consultados han insistido en que se continúe con la obra colegial como apostolado más deseado por ellos. Esto nos debe animar a conservar con optimismo las actuales obras, y desde ellas potenciar aquellas actividades variadas y de valor inapreciable, que difícilmente se pudiera conseguir sin la base original.”

“Nota que engloba los puntos anteriores es la reflexión de una necesidad de compartir la vida fraternalmente y de no querer abarcar demasiados apostolados (a pesar de haber animado en varias ocasiones, la rica variedad de sus realizaciones) con detrimento del equilibrio personal y de la eficiencia del mismo apostolado)"

El trabajo como anunciadores de Jesucristo y su Evangelio exigió a los Clérigos de San Viator ser misioneros, escuchar los requerimientos de distintas interpelaciones de la Iglesia y la sociedad, para ser responsables a su propia vocación en tierras chilenas.