jueves, 19 de noviembre de 2015

CAMINANDO CON LUIS QUERBES 14

14

 "REFUNDAR AYER, HOY, MAÑANA ".

1.      OBJETIVOS :

-           Conocer la Congregación a partir de la muerte del P. Querbes.
-           Conocer los sucesores del P. Querbes.
-           Conocer el problema de 1903.
-           Valorar el carisma congregacional de cara al futuro.
-           Valorar la Congregación como respuesta a las necesidades de nuestro tiempo.

2.      TRABAJO PERSONAL


2.1  Oración :

            Lee el siguiente texto:

            "¡Ánimo, Hijos míos!. Ahora me corresponde a mi hablaros, pero no tengo fuerzas. Habéis visto la unión que ha existido siempre entre el Sr. Favre y yo. Obedecedle de la misma manera que me habéis obedecido a mí. Desterrad de vosotros todo espíritu partidista y de sistema. Sed obedientes. Comunicad mis recomendaciones a los ausentes. Os doy mi bendición, así como a todos los demás."

        OREMOS :

            Señor, Dios nuestro, que infundes en el P. Querbes, espíritu de verdad y de amor para llevar a cabo el proyecto que le encomendaste. Concede a cuantos seguimos sus pasos crecer en la santidad e imitar su ejemplo.

2.2  Lee el siguiente documento y marca lo que más te impacta.

El P. Hugo Favre fue elegido superior general y tomó en sus manos, no muy seguras, la dirección de la congregación. Quince años más tarde le sucedía el P. Gonnet. Y después otros, hasta el actual superior general, P. Léonard Audet.
           
No se puede pretender redactar en algunas páginas una síntesis satisfactoria y objetiva de ciento treinta años de una historia rica y variada. La parte que se recoge aquí es deliberadamente subjetiva. En este conjunto de figuras, de hechos, de épocas, de países, de sufrimientos y de alegráis, no se recuerdan más que algunos elementos que caracterizan cinco períodos y algunos otros de la Congregación.


LA CONGREGACIÓN “FRANCESA”.

         En Francia, después de la muerte del Fundador y hasta 1880 poco más o menos, el desarrollo fue rápido y constante. Tres noviciados formaban unos 25 religiosos por año (media de los años 1870-1879). El crecimiento fue disminuyendo durante los quince años siguientes: se entraba en un época de turbulencias políticas. Algunas disposiciones legislativas (las leyes de Ferry) decidieron la secularización de la institución escolar. Las congregaciones que hasta entonces habían podido dirigir escuelas comunales, públicas y remuneradas por el estado, tuvieron que abandonarlas para abrir escuelas parroquiales libres, pero pobres. Los religiosos fueron obligados al servicio militar. Disminuyeron las entradas al noviciado. Durante los años 1895-1900, aunque el clima político y religioso de Francia era todavía muy tenso, los noviciados se llenaron de nuevo. En 1900 se cuenta con unos 500  religiosos franceses de un total de 760 religiosos en toda la Congregación. Y así llegó el año 1903.

            En Canadá, el desarrollo de la comunidad se forjó a partir de obras poco numerosas, pero sólidamente implantadas. En 1897, medio siglo después de la fundación, la provincia contaba con 215 religiosos. El Padre Champagneur había mantenido el timón hasta 1870.

            Tres religiosos canadienses fundaron en 1865 una escuela en Bourbonnais, en Illinois (Estados Unidos). Se abrió un noviciado y en 1882 los religiosos de Estados Unidos formaron la provincia de Chicago de la que fue superior el Padre Cirilo Fournier. A finales de siglo contaba con algo más de cuarenta religiosos.            

            Hasta los umbrales del siglo XX la Congregación presenta lo que se podría llamar “el rostro francés”. Los religiosos de Francia constituían el grupo dominante. Excluyendo la provincia de Chicago, las obras de todas las demás provincias (Canadá, Rodez, Les Ternes y Vourles) siguen el mismo esquema:

- Escuelas elementales, a veces con pequeños internados que representan el principal compromiso de la Congregación;
- Algunos colegios que no ocupan más que una minoría de religiosos. En Francia cada provincia tiene un colegio (Rodez, Saint-Louis de Camonil, Les Ternes, Saint-Angeau en la región de Cantal. Vourles, Saint Michel en París);
- Obras sociales: orfanatos en Francia, institución de sordomudos en Montréal;
- Algunas sacristías.

            Predominan las pequeñas o medianas comunidades. Quedan todavía algunas escuelas de clase única. En 1900 solamente cuatro comunidades sobrepasan los 20 religiosos: Saint-Louis de Camonil, El Instituto de sordomudos de Montréal, Saint Michel de París y San Viator de Bourbonnais.

            Numéricamente los hermanos son ampliamente mayoritarios. En Canadá representan el 90 por ciento de los religiosos. En Francia la llamada a los estudios clericales y al sacerdocio es demasiado restrictiva y faltan sacerdotes para el servicio de la comunidad (en 1900 en el conjunto de las tres provincias francesas sólo el 1,6 por ciento de los religiosos son sacerdotes).

LA TEMPESTAD.

En mayo de 1903, en Francia, el ministro Combes decretó el cierre de 11000 establecimientos escolares u hospitalarios dirigidos por congregaciones religiosas.

         En el espacio de dos meses los Clérigos de San Viator de Francia vieron cerrarse las direcciones provinciales, los juniorados, los noviciados, las casas de religiosos ancianos. El personal fue dispersado. Todas las escuelas y colegios se vieron acosados. Muchos de ellos desaparecieron. Todos los bienes inmuebles de la congregación fueron arrebatados por el Estado y definitivamente perdidos. Las comunidades estallaron. Algunos religiosos conocieron la prisión y los tribunales. Otros, a veces con muchos años partieron hacia el extranjero. La misma Dirección General, que se encontraba en París, tuvo problemas. El Superior general y el personal buscaron refugios provisionales.

            En las tres provincias se había previsto la tormenta, pero no se pensó que iba a ser tan fuerte. El año precedente, el Superior provincial de Vourles había explorado los países limítrofes. Se eligió Bélgica como posible lugar para replegarse y se compró una gran casa en Aerschot cerca de Lovaina. Se llenó muy pronto. La provincia de Canadá había hecho saber que en caso de necesidad acogería a los franceses. En febrero y junio de 1903, dos grupos de religiosos jóvenes y de novicios atravesaron el Atlántico. Un tercer grupo se reuniría con ellos en agosto. Un total de 31 franceses fueron acogidos entre sus hermanos canadienses. En septiembre de 1903 algunos Clérigos de San Viator de Rodez llegaron a Vitoria (España). Un mes más tarde, un segundo grupo atravesaba los Pirineos. Muchos religiosos, novicios y juniores les siguieron. El Capítulo general de 1905, reunido en Bélgica, suprimió la provincia de Ternes. No había tenido la suerte de ser dirigida por un superior firme, capaz de tomar las decisiones convenientes como las otras dos provincias francesas. Además carecía de recursos.

         Las provincias de Rodez y de Vourles intentaron reconstruirse poco a poco. Todas las escuelas eran libres y estaban dirigidas por personal “laicizado”,  como se decía entonces. Varias “obras materiales” ofrecían algunos recursos (huertos, explotaciones agrícolas, confección de sotanas, ventas de objetos de piedad...). En Molembeeck, cerca de Bruselas y en Vitoria crecían los colegios. Se intentaba revivir cuando estalló la guerra y fue necesario entrar de nuevo en la incertidumbre del mañana. Casi la mitad de los religiosos fueron  movilizados. El diez por ciento de los efectivos de 1914 murió en la guerra: fueron diezmados en el sentido más estricto.

            De estos quince a veinte años de pruebas salen unas provincias cansadas. Su vitalidad se ha resentido y el temor a volver a vivir de nuevo los acontecimientos de 1903 se va borrando muy lentamente. Este período corresponde a un debilitamiento, a un esfumarse de la influencia francesa sobre toda la Congregación. En 1907-1908 se produce un cambio: el número de religiosos de América del Norte llega a ser mayor que el de los religiosos europeos. Entre 1905 y 1919 en Francia ingresaron solamente 130nuevos religiosos y fueron muchos los que salieron o murieron, mientras que el número de religiosos que ingresaron en las provincias de Canadá y de Chicago en el mismo período de tiempo fue de 340.

LA CONGREGACIÓN “CANADIENSE”.

Entre 1920 y 1960 el número de religiosos canadienses aumenta regularmente y llega a representar las dos terceras partes del total de la Congregación (en 1960: 1146 sobre 1760). Este dinamismo permitió desarrollar sólidos y muy famosos colegios clásicos (Seminario de Joliette, Colegio Bourget, en  Rigaud y otros), instituciones especializadas para los sordos (en Montréal  y en Québec) y para ciegos (en Montréal. También van religiosos hacia el este, a la desembocadura de San Lorenzo, hasta Habre Saint-Pierre,  donde se acaban los caminos; hacia el Norte, en Abitibí y Temiscamingue; hacia el oeste, en Manitoba incluso más lejos ya que, en 1931, algunos religiosos parten para fundar un colegio en Sep’ing Kaï, en Mandchuria. Alguno viene también más tarde a echar una mano a sus hermanos de Francia y de Bélgica. ¡Los que se encontraron aquí durante la segunda guerra mundial llevaron a su país muchos recuerdos que probablemente hubieran preferido ahorrarse! La provincia canadiense tuvo que dividirse, primero en 1938 (Montréal, Joliette), y más tarde 1955 (Abitibí, San Lorenzo). Algunos religiosos implantan la Congregación en  Japón (1948), en Taiwan (1953), en el Perú (1959) y en Haití (1965). Estas cuatro provincias llegaron a pesar mucho en la Congregación.

            La provincia de Chicago  se desarrolló en una dirección que la caracteriza y que abarca las grandes instituciones de enseñanza, la enseñanza superior, las capellanías y las tareas parroquiales, siempre por un personal muy cualificado. Durante los años 50 y  60, el 70% de los religiosos son sacerdotes. La provincia funda un colegio en Bogotá (Colombia) en 1961.

            Al salir de las dificultades mayores que habían sufrido, las dos provincias francesas se han ido rehaciendo poco a poco. Sus compromisos se han mantenido fieles a su pasado, quizá demasiado: escuelas primarias, rurales, algunos cursos complementarios, la responsabilidad de sacristías. Esto permitió, sin embargo, una buena inserción en las parroquias y una estrecha colaboración con el clero. Pero durante este período, la formación de los religiosos se estancó un poco en un mundo que evolucionaba rápidamente. El escolasticado para la formación de los religiosos jóvenes se abrió solamente en 1937. En 1955 religiosos franceses fundaron una escuela normal en Bouaké (Costa de Marfil).

            El desarrollo de la fundación de España fue al principio muy lento. Luego,  a partir de 1920, bastante  más firme. A pesar de las incertidumbres de la guerra civil (1936-1939), las comunidades de España formaron en 1937 una viceprovincia que diez años más tarde se convirtió en provincia. Los religiosos franceses que echaron las bases supieron adoptar la lengua, las costumbres y la mentalidad del otro lado de los Pirineos y llegaron verdaderamente a formar parte de la nueva familia. En 1957 la provincia de España funda un colegio en Viña del Mar (Chile).

            El desarrollo de la comunidad de Bélgica,  en los alrededores de Bruselas-Molembeek y de Westmalle, fue más lento y más inseguro.

            El Capítulo general de 1937 pidió y obtuvo de la Santa Sede  que la Congregación fuera declarada clerical. Sin embargo en Francia la Unión de superiores mayores sigue clasificando todavía a los Clérigos de San Viator entre los hermanos dedicados a la enseñanza.

EL TIEMPO DE LAS CORRIENTES DE AIRE.

El peso de unas estructuras ya decrépitas, una centralización excesiva, un estilo de vida un poco estereotipado y sobre todo el contacto con el mundo que ha cambiado tanto, han obligado a unas inevitables revisiones a la mayor parte de las congregaciones, en particular a los Clérigos de San Viator. el Concilio Vaticano II aportó el aire fresco que deseaba Juan XXIII y permitió mejor a vida religiosa en la Iglesia.

            Pero a esta puesta al día deseada por el concilio  se añadió por doquier la contestación que flotaba en el aire de mayo de1968. En Canadá la reforma del sistema de enseñanza condujo a la cesión de todas las escuelas o colegios, excepto dos, a comisiones escolares. La “revolución tranquila” en Québec trajo consigo revisiones, un poco apresuradas a veces, liberaciones un tanto incontroladas.

            La crisis de las instituciones, la fragmentación de las comunidades, los numerosos abandonos han provocado un interrogante sobre la identidad del Clérigo de San Viator que no se ha vivido siempre de forma cómoda.

            Sin embargo, la reflexión comenzada en los capítulos de 1969 y 1972 y extendida más tarde a toda la Congregación, la animación pastoral preocupada de las personas, la preparación en las comunidades locales, en las provincias  y en los capítulos generales de la nueva Constitución (1978) y de los Reglamentos generales (1984) han permitido poco a poco redescubrir lo esencial de la misión y de la vida religiosa del los Clérigos de San Viator.

¿Y  MAÑANA?

            Una Congregación, nacida en una época determinada y para responder a unas necesidades concretas,  debe volver a traducir la intuición fundadora con palabras adaptada al mundo en que está viviendo. Esta actualización, esto que podría llamarse “refundación”, es algo dinámico y creador.

            La Constitución de la Congregación se sitúa en la línea de Luis Querbes: ¿Podría ser de otra manera? Lo hace no para repetir sus gestos, sino para tomar algo de este relámpago de caridad que le hizo sensible a una necesidad de su tiempo, que le impulso a ser inventivo. “Anunciar a Jesucristo y su Evangelio y suscitar comunidades donde se viva, se profundice y se celebre la fe”. Así definimos hoy la misión de los Clérigos de San Viator que el Padre Querbes definía como “la enseñanza de la doctrina y el servicio del Santo altar” (nº 8). Respecto a los destinatarios de la misión, “La Iglesia nos envía  a todos los hombres, en particular a los jóvenes, tanto en los países de origen como en el extranjero. Además, por las llamadas incesantes de la Iglesia y del mundo, Cristo nos urge a hacernos presentes sobre todo entre los abandonados de la sociedad (Nº 9).

            Durante la elaboración de la Constitución, los asociados fueron descubiertos con toda naturalidad: “De acuerdo con una idea entrañable a nuestro Fundador, la Congregación acepta asociar otras personas que quieran participar de nuestra misión, de nuestra vida espiritual y de nuestra vida comunitaria”. Estas son las adarajas, los dientes de piedra que dejó el Padre Querbes en su construcción y que permiten, ciento cincuenta años más tarde, edificar el complemento que él juzgaba indispensable a su  proyecto. En Francia, en España, en Costa de Marfil, en Canadá, en Chile, en Japón, seglares, con frecuencia parejas, comparten la misión, viven el espíritu de la Congregación y participan en cierto grado y según modalidades propias para cada país en la vida de las comunidades locales.

El Capítulo general, que es la autoridad suprema en una congregación, vinculó claramente en 1984 la misión actual de los Clérigos de San Viator al espíritu del Padre Querbes y al de la fundación. Este espíritu sigue inspirando la misión apostólica de la Congregación y su adaptación a las nuevas exigencias de evangelización. 

El dinamismo del fundador empujó en su tiempo a los catequistas de San Viator, según un modo especial de servicio (la enseñanza de la doctrina cristiana y el servicio del santo altar), sobre todo hacia los jóvenes y en colaboración estrecha con seglares y el clero diocesano.

Actualmente, precisa el capítulo: “fieles a las intenciones del Padre Querbes, esta misión nos envía sin duda hacia todos los hombres, pero principalmente hacia los jóvenes desfavorecidos, bien en la escuela o fuera de ella, en la parroquia o en las nuevas comunidades cristianas, en medios no cristianos o cristianos sólo de nombre.”

“Además, por las llamadas incesantes de la Iglesia y del mundo, la misión de los Clérigos de San Viator se abre cada vez más hacia los abandonados de la sociedad de nuestro tiempo, tanto en el tercer mundo como en el cuarto mundo, por compromisos reales y concertados a favor de la justicia social y de la gente sin poder.”

“Queremos realizar nuestra misión en una pastoral de conjunto, en colaboración activa con los Obispos y los responsables de las iglesias locales, solidarios y compartiendo nuestro compromiso con los asociados y con los seglares que desean comprometerse de acuerdo a su vida de fe y participar en la misión pastoral de la Iglesia.”

El capítulo concluye sin ambigüedad: “Cada Clérigo de San Viator, sea cual fuere su tarea apostólica, está llamado a definirse como educador.”

En 1988, el capítulo general quiso precisar el ministerio común de todos, Padres y Hermanos. Igualmente religiosos tiene una misma misión: la de catequistas. Por eso el Capítulo reconoció “que el ministerio común de los Clérigos de San Viator es el servicio de la Palabra”. Aunque no esté explícitamente indicado, este servicio concierne también a los seglares asociados.

La Congregación cuenta actualmente con 910 religiosos (377 sacerdotes, entre ellos un Obispo, 533 Hermanos, entre los cuales 6 diáconos permanentes) a ellos se han asociado 105 seglares. Tiene Provincia en Canadá, España. Estados Unidos, Francia, y fundaciones en Costa de Marfil, Chile, Colombia, Haití, Perú, Japón y Taiwán. 

Después de la Congregación “francesa”, vino la Congregación “canadiense”, ¿cuál podrá ser el rostro de la Congregación de mañana? ¿Quién podrá saberlo? Y sin embargo, ¿cómo no imaginar que lo que están  viviendo actualmente los Clérigos de San Viator chilenos, colombianos, africanos, haitianos, japoneses, peruanos, taiwaneses no llegue a desarrollarse y a caracterizar a su vez a toda la Congregación? “El estímulo de las fundaciones, reconocía el Capítulo general de 1988, es una gracia para toda la Congregación y lo acogemos como un signo del Espíritu que nos llama a dejarnos evangelizar.”

En las fundaciones y las provincias, religiosos y asociados, unos y otros herederos de Luis Querbes, trabajan juntos en fundar el futuro de la Sociedad de los Catequistas de San Viator.


2.3  Preguntas personales :

1) Nombra algunas instituciones religiosas que han pasado a ser parte de tu vida.

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2) Los Clérigos de San Viator que has conocido, ¿ en qué te han marcado?

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3) ¿ Has leído y profundizado en la vida de algún personaje que ha dado vida por Jesús y su Iglesia? ¿Quién?  ¿ En qué te ha llamado la atención?

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4) ¿ Qué sentimientos te deja el conocer al P. Querbes y su obra?

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5) ¿ De qué forma puedes contribuir a la misión viatoriana?

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2.4  Complementación doctrinal :

Una sociedad.

            "¿ Recordáis con qué título se aprobó en Roma la Congregación de los Clérigos de San Viator, el día 21 de septiembre de 1838? Asociación de Clérigos parroquiales o Catequistas de San Viator. Estas dos denominaciones atestiguan la historia y los primeros proyectos del P. Querbes. Volver a trazar aquí esta historia exigiría mucho tiempo y se saldría del marco de esta conferencia. Además, esto ya se ha hecho en otra parte. Nos contentaremos con breves recuerdos.

            " No es una nueva congregación religiosa, dice el P. Querbes, lo que me parece necesario establecer; una sencilla hermandad de maestros piadosos y cristianos que puedan responder a las necesidades del momento. Estos maestros seglares, unidos por los vínculos de la caridad, podrían quedarse célibes o incluso comprometerse con los vínculos del matrimonio, sin dejar de pertenecer a la Hermandad". Es ciertamente una Hermandad lo que el Párroco de Vourles quiere fundar: por una parte, los estatutos aprobados por la administración civil (1825) son los de una piadosa asociación y los primeros catequistas aceptados en la sociedad son laicos. La sociedad aprobada en diciembre de 1883 está formada por dos ramas: una congregación y una asociación de laicos. Pero, desde los primeros años, las cosas se complicaron y la crisis de 1836 obligó a revisiones dolorosas. En parte, el fundador recurrió a Roma para volver a su idea original. Redactó en este sentido un capítulo adicional sobre los Catequistas seculares. Sin embargo en Roma, y a pesar de sus esfuerzos, lo que se aprobó fue un instituto religioso.

            Tres observaciones: que nos guste o no, ¡ los Clérigos de San Viator nacieron laicos!

            En los primeros años de la Sociedad, se llevaba el título y se ejercía la función de Catequista de San Viator, sacerdotes, religiosos y laicos. No hubo ningún laico casado y, desde luego, ninguna mujer.

            Después de 1838, el P. Querbes no abandonó la idea de catequistas seculares, ya que la vuelve a tomar ante el cardenal de Bonald en 1841, en el comentario de los estatutos en 1855 y copia el capítulo adicional de los catequistas seculares en el libro de oro de la Sociedad, juntamente con otros textos esenciales.
           
¿ Qué es lo que buscaba el P. Querbes al imaginar una Asociación y al aceptar, en 1833, la estructura de congregación emparejada a una cofradía? Una fórmula flexible que permitiera responder a las diversas necesidades y que facilitara la misión de los Catequistas: enviar uno o dos hermanos, allí donde lo pidieran; enviar un laico donde fuera necesario ( quizá incluso guardando el secreto de su pertenencia a una asociación - en el siglo XIX les gustaba este tipo de afiliación oculta). De esta manera se quería una sociedad que respetara el deseo de las personas que entraban en ella, sus posibilidades, su situación, su vocación personal.

            Yo creo, ¿ tengo que recordar que no comprometo a nadie más que a mí mismo? que el P. Querbes pretendió, aceptó que su proyecto misionero se encarnara bajo diversas formas de vida: vida consagrada, con Padres y Hermanos; vida de laicos cristianos. Con la interdependencia y la complementariedad de estas formas de vida. Con la participación a la misma misión y a la misma espiritualidad.

            El P. Querbes está dispuesto a renunciar a muchos puntos que le parecían importantes ayer, y por los que había viajado hasta Roma, con tal de que se respeten "el fin y el nombre del Instituto", lo que constituye en cierto sentido el código genético de la Sociedad. Ésta llevaba entonces el nombre de "Asociación de los Clérigos Parroquiales o Catequistas de San Viator". Sus fines son conocidos: además de la santificación de los miembros, "la enseñanza de la doctrina cristiana, bien en público bien en privado, y el servicio del santo altar según la intención del Concilio de Trento, ses. 123, cap.17". ¿No habrá que volver al significado de este núcleo irreductible para refundar, para encontrar los fundamentos de la Sociedad de los Catequistas?. El deseo de revivir en el mundo de hoy y de mañana la experiencia espiritual que está en su origen, permitirá la fidelidad y la "conversión a la fragilidad" (Jean Claude Guy) del futuro al que jamás se acaba de responder.

            Esta creatividad es también, quizá debería decir "es sobre todo”, acción del Espíritu que es el único que puede hacer cosas verdaderamente nuevas. Él es quien abre el camino ante nosotros.

                                 El carisma de Luis Querbes. (Robert Bonnafous. c.s.v.)



3.  TRABAJO GRUPAL

-  Oración de comienzo.

-  Dinámica si procede.

-  Puesta en común de las respuestas al trabajo y complementación doctrinal.

-  Oración final. ( dar gracias, pedir perdón, ayuda.)



4.  EVALUACIÓN

1.- Nombra al sucesor del P. Querbes como Superior general.

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2.- ¿ Qué se entiende por Congregación "Francesa" ?

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3.- ¿ Qué sucedió en Francia en mayo de 1903?

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4.- ¿ Qué se entiende por Congregación "canadiense" ?

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5.- ¿ Qué entendemos por "Refundación”?

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6.- ¿ A qué puntos no quería renunciar el P. Querbes, ante el Papa?

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CAMINANDO CON LUIS QUERBES 13

13

" ASUMIR HASTA EL FINAL "

1.      OBJETIVOS :

-           Conocer el desarrollo de la Congregación.
-           Valorar las relaciones de calidad del P. Querbes con sus Hermanos.
-           Valorar la unidad de la Congregación.
-           Valorar la capacidad de misericordia del P. Querbes.
-           Conocer las últimas penas y alegrías del P. Querbes.


2.      TRABAJO PERSONAL

2.1  Oración:

            - Lee el siguiente texto :

            " Sean caritativos unos con otros. Que no haya entre ustedes ni griegos ni judío, ni bárbaros, y que las diferencias de nacionalidad, de costumbres, de usos, estilos, se borren ante la importante uniformidad de la santa observancia religiosa".

                                                            P. Querbes 1885.


            OREMOS:

            Glorioso San Viator, que dejaste todas las cosas por seguir a Jesucristo, alcánzanos la gracia de morir al mundo y a nosotros mismos, y de practicar la obediencia y la pureza, virtudes tan amadas del Corazón de Jesús, a fin de que después de ejercitarnos en ellas durante nuestra juventud, sigamos con docilidad nuestra vocación, y permanezcamos fieles a Dios hasta la muerte, para merecer la dicha de reinar un día contigo en el cielo. Amén.

2.2 Lee el siguiente documento.

    Subraya las palabras del P. Querbes. Y lo que más te llame la atención.

1854. LOS HERMANOS DE SAN VIATOR EN NANT (AVEYRON)

            El 29 de junio de 1854, Mons. Croizier, Obispo de Rodez y el Padre Querbes firmaban un documento por el que una congregación diocesana, los Hermanos Maestros de San Juan, se afiliaba a los Clérigos de San Viator. El Obispo debía sentirse un poco triste, pero el Padre Querbes estaba feliz.

            En 1850, los Clérigos de San Viator dirigían siete escuelas en la diócesis y el Padre Querbes esperaba poder implantar un noviciado en la región de Rouergue.

            Ahora bien, el 4 de junio de 1850 el Obispo de Rodez le informaba que tenía la intención de crear una congregación diocesana calcada sobre la de San Viator. Los religiosos llevarían el nombre de “Hermanos Maestros de San Juan”. Serían también llamados así para conservar el recuerdo de Monseñor Juan Croizier. Además, para formar y dirigir a la nueva comunidad, el Obispo pedía al Superior que le cediera al H. Gonnet. ¡Y el Padre Querbes que contaba precisamente con él para desarrollar los Clérigos de San Viator en la diócesis!.

            El Padre Querbes le responde el 24 de julio. Comienza por formular algunas preguntas: ¿por qué no volver a tomar una antigua propuesta de Monseñor Croizier (establecer un noviciado en Nant) ¿Han desmerecido los Hermanos de San Viator? ¿Una congregación diocesana es más flexible y más segura que una congregación aprobada por la Santa Sede? Y le propone: “Que la casa de Nant sea erigida en noviciado, que un eclesiástico de su confianza tenga la dirección espiritual y temporal y, si quisiera agregarse a nuestra Congregación, que tendría también la dirección religiosa y la de todas nuestras casas de Aveyron, que nuestros Hermanos de Nant den allí lecciones y que se habitúe a los novicios y a nuestros usos y costumbres. Poco importa que esos novicios estén destinados a formar parte de una congregación particular o agregarse a la nuestra. Que si a V.E. le gusta la idea, nosotros podemos permanecer en el Aveyron hasta  que la Congregación proyectada pueda tomar la dirección de nuestros establecimientos y entonces nos retiraremos contentos de que Dios sea glorificado sin importarnos por quién.”

            La propuesta no era equivoca y las líneas finales no eran sólo una fórmula. El Padre Querbes sabía que los escritos permanecen y que esta carta le comprometía.

            Monseñor no aceptó este ofrecimiento. Más tarde el asunto se arregló y el 29 de junio se firmó el contrato. Los Hermanos de San Juan, si lo deseaban, se convertían en Catequistas parroquiales, pero como concesión a la coquetería episcopal, podían conservar el nombre de San Juan. El Obispo cedía la casa de Nant. El Padre Querbes, por su parte, se comprometía a mantener a los Hermanos en la diócesis.

            Quince Hermanos de San Juan se convirtieron en Clérigos de San Viator. Algunos de ellos marcarán con su fuerte personalidad la Congregación en la que entraban: Juan Bautista Alvernhe, José Beliéres, Bertrand Dardé, Guillermo Gaillac, Celestino Souques. El H, Gonnet fue nombrado su superior.

            Poco tiempo más tarde el noviciado abandonaba Nant, de difícil acceso, para trasladarse a Espalion al norte de Rodez. En 1858, gracias al apoyo del Señor Sabathier, vicario general de Rodez, la Congregación pudo adquirir cinco hectáreas en la meseta de Camonil, a la entrada de Rodez. Allí fueron instalados la dirección, el noviciado y las primeras construcciones de un internado que se desarrollaría durante los años siguientes, San Luis de Camonil. La obediencia de Rodez comenzaba bien.

1855. EL COMENTARIO DE LOS ESTATUTOS. 

            La redacción del Directorio databa de 1833, una época en la que la Sociedad constaba solo de seglares. El libro quería ser una guía para los cristianos comprometidos en la catequesis y en el servicio parroquial. Luego, la Sociedad había perdido los seglares y se había convertido en congregación, pero el texto no contenía nada concerniente a los compromisos propios de un religioso. Por consiguiente había que completarlo. El desarrollo de la Congregación añadía incluso cierto grado de urgencia: mientras no hubo más que un noviciado, el maestro de novicios y el superior que estaba, cerca daba una formación, un espíritu propio que aseguraba la cohesión del grupo. Pero con la apertura de los noviciados de Ternes, de l’Indstrie, de Nant, sin contar los que hubiera podido existir en San Luis o Sirdhanah ¿ cómo transmitir lo que era específico de la Congregación? Los estatutos existían, pero el texto esencialmente jurídico no dejaba mucho espacio al espíritu. Se presionó al Fundador para que revisase el Directorio o para que redactara otro texto.

            Redactó tres borradores. En la redacción final, el Padre Querbes tuvo en cuenta algunas observaciones. En cuanto al prefacio definitivo, tres cuartas partes son de Monseñor Bourget: la cuarta versión del comentario, escrita con una escritura fina y muy cuidada, ocupa cincuenta y un páginas de cuaderno, titulado: “Manual necesario del Clérigo de San Viator”.

         “Importa que a todo trance justifiquemos el nombre con que la Iglesia distingue a nuestro Instituto. Los males que la devastan provienen sobre todo de la ignorancia de las tres primera verdades de la religión en que languidecen los niños. Estudiar y enseñar la Doctrina Cristiana: esa es nuestra vida. Cualquier negligencia en este punto sería deplorable, podría llevar consigo las más graves consecuencias, e infundir, en el ánimo y en el corazón de los niños, prejuicios y falsas ideas que sólo se acaban con la vida, por lo que se han de evitar con el mayor cuidado. Si en  alguna otra congregación pudiera llegar a pensarse que el oficio de catequista es cosa exclusiva de los que tienen cura de almas, no se puede concebir tal aberración en un miembro de nuestros Instituto”. El Padre Querbes no siguió los consejos de Monseñor Bourget que le proponía suprimir o atenuar la última frase.

            A lo largo de estas páginas, cuando habla de los religiosos, el Padre Querbes emplea raramente la palabra “clérigos”, “religiosos”, “hermanos”, emplea más habitualmente “Hermanos de San Viator”, “Clérigos de San Viator”, “Hermanos Catequistas”, “Catequistas de San Viator”, o sencillamente el término que encontramos más a menudo, “Catequistas”. Cuando habla de los sacerdotes de la Congregación, les llama “Sacerdotes-Catequistas”, ¿Es una casualidad?.

            Si el primer fin del Instituto no debe perderse de vista, no conviene sin embargo descuidar el aspecto profesional. Ya que se debe enseñar, hay que ser competente: “Aunque sea la doctrina cristiana el fin principal de la instrucción que se da en nuestras escuelas y la que debe predominar y difundirse por todos los ramos de la enseñanza, sin embargo, no se han de descuidar éstos últimos, a pesar del lugar secundario que en ella ocupan. Sea cual fuere la materia de los estudios, importa sobremanera que las lecciones sean sólidas y vayan bien explicadas; que no se limite el maestro a cargar la memoria de los niños de nociones superficiales que se olvidan tan pronto como se aprenden, sino que nutra su inteligencia con principios cuya aplicación práctica active y robustezca más tarde el recuerdo de los mismos...

            El comentario de los artículos referentes a los votos aborda sobre todo el aspecto jurídico de la profesión religiosa. 

El comentario de los estatutos no fue publicado mientras vivió el Fundador, sino en 1861, cuando se editó según el plan sugerido por Mons. Bourget el Manual necesario de los Clérigos de San Viator.

ÚLTIMAS PENAS, ÚLTIMAS ALEGRÍAS

            Desde 1833, de las tres Señoras Comte que habían sostenido financieramente las realizaciones del párroco de Vourles, no quedaba más que la menor, Atoinette –Fleurie. Su generosidad, el interés que mostraba hacia los Clérigos de San Viator la habían hecho entrar de alguna manera en la familia. Al final de muchas cartas dirigidas al Padre Querbes, los Hermanos piden que la salude de su parte. Murió en julio de 1853 y legó 25.000 francos al Padre Querbes. Pidiendo en préstamo otra suma semejante, pudo comprar, en agosto de 1854, la pequeña propiedad que las Señoras poseían en Vourles y que se componía de una casa habitación, dependencias y cuatro hectáreas de tierra..

            El día en que se firmaba en Lyón el contrato para la compra de la pequeña propiedad, moría en Vourles el Padre Faure. El “querido compañero” de los comienzos, con el que contaba el Fundador. El Hermano Liauthaud sufrió un ataque de asma y una congestión pulmonar. Murió el 26 de noviembre de 1857. El Padre Querbes fue informado de su enfermedad. El H. Carlos Saulin cuenta cómo el superior se enteró de su muerte: “Un día, cuando llegó el correo, yo estaba en la habitación del Padre Querbes. Había muchas cartas. Después de leer algunas líneas de cada una, miraba la firma y pasaba a otra. De repente, cogió una. Apenas la abrió gritó:

            -¡Dios mío! ¡Qué desgracia!
            -¿Qué? le dije.
            -¡Ay! Acabo de perder mi brazo derecho. El pobre Padre Liauthad ha muerto.
            Y se pudo a llorar”.

            Al final del año escolar 1858-1859 la Congregación contaba con 250 religiosos, 45 de los cuales en Canadá. Dirigía en Francia 106 escuelas en 21 departamentos, 4 sacristías y una providencia; en Canadá, 2 colegios, una institución para sordomudos, 7 escuelas y 2 parroquias.

            El Padre Querbes seguía siendo párroco de Vourles. Sin embargo, a partir de 1840, el Padre Hugo Favre le secundaba como coadjutor. Uno de sus primeros actos como párroco había sido fundar la congregación del Rosario (diciembre de 1822). Uno de sus últimos actos fue crear, el 2 de febrero de 1859, la “pequeña asociación de los Santos Ángeles” para poner a los niños “bajo la perseverancia en el bien y de prepararlos a entrar en la congregación de hijos de María”. Desde hace más de cien años, la asociación y su revista “L’Ange Gardien” siguen su trayectoria.

1 DE SEPTIEMBRE DE 1859. LA MUERTE

            “La vida de nuestro Fundador fue una continua lucha”, resume Juan Bautista Clavel. Si el Fundador ha entablado y ganado tantos combates, no pudo vencer a un enemigo oculto que iba a llevárselo: la diabetes. Hacia 1852 o en 1853 había ya notado los primeros síntomas de la enfermedad. Tuvo una señal de alerta seria a comienzos del año 1858 y en enero de 1859 una crisis aguda seguida de una tregua. Pero durante el mes de abril la enfermedad volvió con más fuerza y se le creyó perdido. El Padre Favre había incluso convocado a los religiosos para el último adiós. El Padre Querbes dictó su testamento en el que instituía al Padre Favre o en su defecto al H. Blein como legatario universal.

            Sin embargo una mejoría inesperada trajo de nuevo la esperanza. El 17 de mayo el Padre Querbes escribe al H. Gonnet: “Solamente ayer comencé a escribir, yo estaba resignado a la voluntad divina y lo estoy todavía para consagrar lo que me quede de fuerzas y de vida por el bien de nuestro Instituto. Pero ya basta de hablar de mí mismo”.

            Recuperó parte de su actividad, pero durante el verano la enfermedad se agravó y el 25 de agosto los religiosos de Vourles y de las comunidades vecinas que se habían reunido según su costumbre para la fiesta de San Luis, lo hacen alrededor de un superior gravemente enfermo. El enfermo baja de su habitación a la terraza donde bajo los castaños de indias se había colocado la mesa. “Con el rostro sonriente, pero profundamente alterado por el sufrimiento, se esforzó por alegrar esta reunión con palabras amables” (José Paillés). Pero todos eran muy conscientes de que se trataba del último encuentro.

            El 29 de agosto el Padre Querbes recibió los últimos sacramentos de manos del Padre Hugo Favre. Al final de la ceremonia dirigió sus últimas recomendaciones, que su secretario, Francisco Favre, hermano de Hugo, escribió: ¡Ánimo, Hijos míos! Ahora me corresponde a mí hablaros, pero no tengo fuerzas. Habéis visto la unión que ha existido siempre entre el Sr. Favre y yo. Obedecedle de la misma manera que me habéis obedecido a mí. Desterrad de vosotros todo espíritu partidista y de sistema. Sed obedientes. Comunicad mis recomendaciones a los ausentes. Os doy mi bendición, así como a todos los demás.”

                La muerte sobrevino el jueves 1 de septiembre a las nueve y cuarto de la noche.

          Los funerales se celebraron el 5 de septiembre. Según la costumbre en los entierros de los sacerdotes, presidió el párroco decano de Saint-Genis. El sacerdote Pater pronunció el elogio fúnebre de quien había sido su amigo.

              Los restos mortales reposan todavía en el cementerio de Vourles al pie de una gran cruz. En una sencilla lápida de piedra hay grabada esta inscripción:

Bajo esta piedra,
Descansa, esperando la bienaventurada resurrección,
el cuerpo de
Juan Luis José María QUERBES, sacerdote de un celo,
de un desinterés, de una caridad admirables,
que durante treinta y siete años fue párroco de Vourles,
y fundó el Instituto de los Clérigos de San Viator.
Murió el 1 de septiembre de 1859, a la edad de sesenta y seis años.


2.3  Preguntas personales :

Con mucha tranquilidad responde a las siguientes preguntas:

1.- ¿ Haces evaluación de tu vida o examen de conciencia en forma periódica? ¿cómo lo realizas?

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2.- Si el Señor te viniera a pedir cuentas de tu vida ¿ Qué le dirías ?

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3.- ¿Vives en actitud de espera, de vigilia ? Explica.

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4.- ¿ Qué virtudes te ayudan a crecer y vivir en comunidad?

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5.- ¿ Te consideras obediente? ¿ A quién obedeces?

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2.4  Complementación doctrinal :

     La colaboración en la pastoral

            En Vourles, el P. Querbes tuvo la suerte de ver llegar a Pierre Magaud y lo transformó, como él mismo nos cuenta, en su " cantor, sacristán, catequista, comensal y compañero". Como hombre práctico, pensó beneficiar a sus hermanos, aislados en las parroquias tan desprovistas como la suya, de personas que estarían cerca de ellos y participarían activamente en el servicio parroquial. Es lo que expuso al Papa, el 20 de junio de 1838: "Los asociados con Clérigos parroquiales, es decir según la intención del santo Concilio de Trento, ses 23, cap.17, que se encargan del canto en la iglesia, de las ceremonias sagradas y del servicio de los santos altares, demasiado descuidados por nosotros y con frecuencia abandonados a servidores mercenarios. por otra parte, serían a menudo compañeros(...) no inútiles para muchos párrocos.

            El P. Querbes quiere, por consiguiente, proporcionar a los sacerdotes unas personas que colaboren en la transmisión de la Palabra, en la celebración de la liturgia, en el cuidado material de la iglesia; y todo con espíritu de servicio y de iniciativa, es decir un verdadero sentido eclesial. Como su patrono, Viator, lector ante el Pueblo de Dios e indefectible colaborador de su obispo. El P. Querbes no intentó dotar a su institución de una acción propia, hacer un cuerpo exento. Al contrario, llegó incluso a imaginar a estos colaboradores de los sacerdotes " bajo la dirección inmediata (del obispo) y enviados a los párrocos un poco como los coadjutores". Por eso estarán interesados en lo que se ha llamado después en Francia, una "pastoral de conjunto".

¿Por qué no dar un reconocimiento oficial a este ministerio de maestro- cristiano. colaborador del sacerdote, confiriendo a quien lo ejerce una orden menor, como parece permitirlo una disposición del Concilio de Trento? Para designar a los que ejercen esta función, el P. Querbes inventa otro nombre, sinónimo de Catequistas: serán "Clérigos parroquiales". Se trata de clérigos parroquiales, escribe a su obispo el 21 de octubre de 1831, encargados del cuidado de la escuela (de la escuela donde se da la catequesis) y de la sacristía (el cuidado de los altares y la liturgia) y enviados por el obispo a las parroquias como coadjutores. Las dos funciones específicas ( la enseñanza de la doctrina cristiana y el servicio del santo altar) encuentran su síntesis en la función de clérigo parroquial. No se trata de clérigo simplemente sino de clérigo parroquial. En su carta al obispo, el 21 de octubre de 1831, el P. Querbes dice, hablando de Vourles:" Después de todo, no se trata más que de otro seminario menor, vivero no de párrocos y de coadjutores (clérigos de la clericatura) sino de clérigos parroquiales. El nombre compuesto habla bastante por sí mismo si lo tomamos entero, sin mutilarlo de un calificativo que le da pleno sentido.

            El marco parroquial puede evolucionar. Pero ¿ perderá su urgencia la colaboración pastoral, bien sea al servicio de una parroquia o de una realidad más amplia, en todo caso al servicio del Pueblo de Dios? Transmitir la Palabra, celebrar la liturgia, permitir al Pueblo de Dios que viva el Evangelio de manera más radical, introducir personas en las comunidades cristianas significativas que sean a la vez "luz y sal" (cf Mt 5,13-16), siempre en un servicio de iniciativa pero también de corresponsabilidad, ¿ no es un desafío que hay que aceptar ininterrumpidamente? El P. Querbes imaginaba al clérigo parroquial polivalente, pero es la Sociedad a la que pertenece la que es polivalente. No se estructura solamente en una tarea exclusiva. Su misión presenta varios aspectos, lo que permite a sus miembros aceptar compromisos en un abanico abierto sin limitarlos a una actividad estrecha o exclusiva. Por encima de los riesgos de dispersión debido a la fantasía personal o al utilitarismo de los administradores eclesiásticos, ¿ no es una preciosa riqueza para el futuro?.


3.      TRABAJO GRUPAL.

-  Oración de comienzo.

-  Dinámica si procede.

-  Puesta en común de lo leído y del trabajo personal.

-  Oración final. (Dar gracias, perdón, pedir ayuda.)


4.      EVALUACIÓN.

1.- ¿ Qué congregación se unió a los Clérigos de San Viator en 1853 ?

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2.- ¿ Qué palabra emplea más habitualmente el P. Querbes para referirse a los HH?

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3.- ¿ Quiénes fueron las hermanas Comte? ¿ Quién fue la última que murió?

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4.- ¿ Con cuántos religiosos contaba la Congregación en 1852?

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5.- ¿ Cuáles fueron las últimas palabras del P. Querbes ?

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