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" APROBAR LA CONSOLIDACIÓN DE LA SOCIEDAD "
l. OBJETIVOS
:
- Conocer
el proceso de la aprobación Pontificia de los C.S.V.
- Memorizar
fechas de la aprobación Pontificia.
- Reconocer
virtudes humanas y espirituales del P. Querbes.
- Valorar
la obediencia al Papa del P. Querbes.
- Valorar
la Congregación como Instituto de Derecho Pontificio.
2. TRABAJO PERSONAL
2.1
Oración :
Lee el siguiente texto:
"... nuestra pequeña sociedad está
construida sobre Pedro, el fundamento inquebrantable de la Iglesia, y participa
de la estabilidad propia de aquellas instituciones que tienen el sello
pontifical. Está entre las familias religiosas adoptadas y bendecidas por la
Iglesia, y recibe la misión de propagar la celeste doctrina que asegura a los
hombres la felicidad eterna. Tiene su puesto propio en las Congregaciones
enviadas a hacer brillar la luz del Evangelio entre los pueblos."
Circular del P. Querbes, 1855.
OREMOS:
Para
que los niños y jóvenes aprendan con amor el catecismo.
Para
que se formen jóvenes de fe entera.
Para
que los jóvenes quieran la vida divina.
Para
que los jóvenes amen apasionadamente a Jesús.
Para
que la juventud se enamore de la castidad.
Para
que los jóvenes venzan el respeto humano.
Para
que los llamados a la vida viatoriana sean fieles a su vocación.
¡ DANOS
RELIGIOSOS SANTOS !
2.2 Lee con el siguiente documento.
Subraya o marca lo que consideres
importante.
FEBRERO DE 1838.EL EXPEDIENTE PARA ROMA
No
es solamente “un decreto de alabanza” lo que el Fundador espera de Roma, es
decir, una especie de reconocimiento de los fines de la Sociedad, sino más bien
la aprobación definitiva de la Regla. Habitualmente la aprobación pontificia de
los estatutos o de las constituciones no se realiza más que varios decenios
después de la fundación de una congregación, una vez que ésta ha experimentado
durante cierto tiempo. Para las noventa congregaciones masculinas fundadas en
el siglo XIX y que todavía hoy existen, han pasado más de 50 años de media
entre su nacimiento y la aprobación definitiva de sus reglas. Los Catequistas
de San Viator no tienen aún siete años cuando el Padre Querbes solicita su
aprobación.
Por
otra parte parece una empresa que humanamente podría calificarse de audaz e
incluso un poco temeraria. También sus contemporáneos la consideraban así.
Carlos Saulin cuenta que cuando partió para Roma, el Padre Querbes fue tratado
de “presuntuoso y loco”. Su antiguo maestro Guido María Deplace le escribirá: “
¿Se acuerda de las siniestras predicciones que hizo cierto Monseñor cuando
usted marchó? Parece que con su terquedad natural quiere usted desmentir el
oráculo. Se lo deseo. Nadie más interesado que yo por su éxito, pero sigo
dudando aún”. “Presuntuoso”, “loco”, “siniestras predicciones”, un amigo que
duda del éxito...No era demasiado animador.
Dos
amigos por lo menos no dudaron, el padre Francisco Renault, jesuita de La
Louvesc escribe: “Va usted a Roma, ¡bendigo al Señor!. Este viaje será, lo
espero, para su gloria y para el bien de la congregación de la que es
Fundador”. Y el Padre Renault recomienda enseguida al Padre Querbes a muchos
miembros influyentes de la Compañía de Jesús. Paulina Jaricot le confiesa su
alegría cuando él le anuncia su viaje: “Estoy en extremo contenta por esta
feliz aventura. ¡Vivan Jesús y María! ¡Qué bueno es embarcarse en tan amable
compañía!. Ella también le recomienda a personas influyentes que conoce, como
el Padre Pascal o la baronesa Kimski.
Antes
de ser enviados a Roma, los estatutos sufrieron una nueva revisión en el
Arzobispado, en febrero de 1838. Desapareció lo concerniente a la cofradía.
Recurrir a Roma ¿no era para el Padre Querbes una última esperanza, una nueva
tentativa de hacer aprobar la idea original de la Sociedad?. No lo dice, pero
en la práctica actúa así. Redacta con mucho cuidado en francés y en latín un capítulo adicional sobre “los
Catequistas seglares”: Su papel, sus obligaciones, los vínculos que deberán
tener
con el director, están minuciosamente descritos
allí. En julio de 1838, en la presentación que hace de los Clérigos de San
Viator al Cardenal encargado de estudiar el dossier de aprobación, le indicará:
“los asociados célibes componen la Sociedad regular (la Sociedad religiosa).
Son sus estatutos los que se someten a la aprobación de la Santa Sede
Apostólica. La otra clase de Hermanos, de cofrades seculares y piadosos
catequistas, que podrían ser casados, no existe todavía. Pero habiendo
reconocido el gobierno civil el derecho de dirigirlos sería muy bueno
aprovecharse de ello.
Parece
que el Padre Querbes había intentado antes obtener la aprobación pontificia sin
tener que ir personalmente a Roma. En el momento en que terminó el expediente,
su estado de salud no le permitía realizar este viaje. El 19 de enero de 1838
escribía a Carlos Faure: “su firma (su compromiso en la Sociedad) cuando Dios
le inspire que me la envíe me aliviará de una inmensa inquietud. Me parece que
desde hace tiempo la muerte planea sobre mí. Entonces cantaría, con una
satisfacción infinita, mi nunc dimitis”.
En una carta del 5 de febrero aparece una breve carta al Sr. Cholleton en la
que le devuelve los estatutos corregidos, confiesa: “No nos queda más que
desear que la respuesta sea favorable y rápida. Después diré gustosamente mi nunc dimites, porque debo confesarle que
formido mortis cecidit super me (me
sobrecoge una pavor mortal). Hay que resolver un terrible problema de
cálculo renal” escribe el 26 de febrero de 1838 y, un poco más tarde: “Estoy un
poco mejor y acabo de hacer mi primera salida” (16 de marzo). Por consiguiente,
el Padre Querbes trabaja su “dossier” junto al sufrimiento físico y moral, con
la esperanza de un final feliz, que le habría permitido dejar en otras manos la
responsabilidad de la Sociedad. Con todo, hizo este viaje.
21 DE SEPTIEMBRE DE 1838. LA APROBACIÓN
PONTIFICIA
Parte
el 8 de mayo. Deja la parroquia y la dirección de la Sociedad en manos del
Padre Faure. Pero éste sufre una operación en los ojos y no volverá a Vourles
hasta julio. El sacerdote Tissut, vicario, le suplirá durante este tiempo y le
escribirá largas cartas donde informa de la vida parroquial.
El
viaje de ida dura siete días. En Roma, como en otras partes, y, sin duda más que en otras partes, no avanza nada si no
se tiene santos en la corte. El Padre Querbes citará algunas personas que han
favorecido sus trámites: “Los reverendos Padres Roothaan, general de la Compañía de Jesús,
Rosaven, asistente de Francia, Villefort, sustituto del Secretario, Varue,
penitenciario francés y franciscano conventual y Salvador Pascal, superior
general de los misioneros llamados piadosos obreros” (10 de febrero de 1839).
Merece
mención especial el apoyo de la Compañía de Jesús. Los Padres Roothaan, Rosaven,
Villefort son jesuitas; el cardenal Mai lo era antes de ser promovido. El Padre
Querbes no dice explícitamente lo que debe a la Compañía de Jesús, pero quince
días después de su llegada escribe: “Demos gracias al Señor por haberme puesto
en contacto con los Padres jesuitas. ¡Qué hombres éstos! He aquí la primera
orden religiosa y el modelo de todas las demás. Roguemos a Dios para que
nosotros lleguemos a ser jesuitas abecedarios”
(22 de mayo). Lo que no quería decir que los Clérigos de San Viator debían ser
jesuitas a medias, sino que debían ser, en su dominio propio, las escuelas de
niños, donde se aprende el abc, tan competentes y eficaces como los jesuitas lo
son en su dominio, especialmente en los colegios.
Su
estancia en Roma comprende tres períodos de desigual duración. El
primero va desde el 15 de mayo hasta primeros de agosto. Es el descubrimiento
de la ciudad eterna, las visitas de cortesía, la presentación de la Sociedad,
la primera audiencia concedida por el Papa Gregorio XVI y el trabajo con los
miembros de la Sagrada Congregación para los Obispos y Regulares.
El
segundo período abarca el mes de agosto, un mes de pruebas. El 3 de agosto, los
miembros de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares se reúnen y estiman
que debe diferirse la aprobación de los estatutos. Los catequistas dependen
hasta el momento del arzobispo de Lyon, que recibe los votos de los religiosos,
puede dispensar de ellos, tiene derecho a vigilar la administración, etc. En
Roma, algunos artículos han sido modificados y ha desaparecido la referencia al
Arzobispo de Lyon. Los catequistas pasan de un nivel diocesano a un horizonte
universal de Iglesia. Los cardenales estiman que, al menos por cortesía, deben
consultar a Monseñor de Pins y que le corresponde a él dar su beneplácito a la
nueva versión de los artículos retocados. Lyon, por consiguiente, debe decir su
palabra.
El
Padre Querbes esperaba una aprobación rápida. La decisión del 3 de agosto va
contra su deseo de volver rápidamente a Vourles. El 6 de agosto escribe a
Monseñor de Pins y le somete los cambios previstos, pidiéndole una rápida
respuesta. Concluye la carta con estas palabras: "Entre las dificultades y
los calores, acaban de hacerme pagar el tributo al clima de Roma”. Entre el
fastidio de las contrariedades o del clima (este calor que
ahoga), ¿qué es lo que más le ha abatido? El hecho es que está enfermo durante
varias semanas y se ve obligado a abandonar Roma e ir a buscar un pequeño
descanso en las alturas más templadas de las colinas albanas. A pesar de su
estado y para avanzar su expediente, escribe a los Cardenales y al Papa. Sigue
sobre todo creyendo en la Providencia. “Mi salud está deteriorada, una
irritación de vientre me consume y me anonada. Ruegue a Dios por el pobre
sacerdote francés que lucha aquí por asentar el fundamento de nuestra obra. Es
el momento en que los obstáculos se elevan a la altura de las montañas, pero
también el momento en que Dios me
concede la gracia de estar más decidido que nunca. In te; Domine, speravi, non confundar in aeternum ( A Ti, Señor, me
acojo, no quede yo nunca defraudado) Salmo 31,2 (9 de agosto).
La
respuesta de Monseñor de Pins va mucho más allá de lo que el Padre Querbes
esperaba. El Arzobispo no solamente suscribe los cambios propuestos, sino que,
incluso, acepta de antemano todos “cambios” y supresiones, todas las
modificaciones que la Sagrada Congregación desee hacer a los reglamentos. Lo
esencial es obtener de la Santa Sede esta aprobación que consideramos con razón
la garantía de la prosperidad de los Clérigos de San Viator”(15 de agosto).
Monseñor de Pins añade: “Dado que no pongo límites en mi respeto ante la prudencia de la Santa Sede apostólica, si a
su juicio hubiera algún otro título que cambiar, me someto de antemano a los
cambios exigidos para acelerar, en lo que me concierne, la resolución de este
asunto” (15 de agosto). Esta respuesta debió suponer un excelente remedio a los
males del Padre Querbes.
El
tercer período en el mes de septiembre, un tiempo breve, pero de mucho ajetreo.
Se completa el dossier con algunas partes nuevas. Es sometido de nuevo a los
Cardenales. Después el Padre Querbes se retira a la casa de los jesuitas para
hacer un retiro.
El
21 de septiembre de 1838, los miembros de la Sagrada Congregación de Obispos y
Regulares, reunidos en sesión plenaria,
aprueban la versión definitiva de los estatutos de la Asociación de los
Catequistas de San Viator.
El
Padre Querbes se entera enseguida. Al día siguiente por la mañana escribe al
Padre Faure: “Entonad el Te Deum,
todo ha terminado y la Sociedad acaba de recibir la existencia de aquel que en
nombre de Dios da a todas las instituciones la fuerza y la vida. Se nos ha
dicho : Crescite et multiplicamini (
creced y multiplicaos). Dichosos por este éxito, ahora solamente debemos pensar
en alcanzar nuestro fin y en justificar nuestro título de Catequistas”(22 de
septiembre).
El
decreto de aprobación está firmado el 27 de septiembre. El documento pontificio
solemne de aprobación (las letras apostólicas) será publicado el 31 de mayo de
1839 y llevado a Francia por Paulina Jaricot.
Una
vez alcanzado su objetivo, el Padre Querbes se apresura a volver a Vourles. Va
a visitar al Papa el 27 de septiembre. Una semana más tarde, el 4 de octubre,
parte de Roma. El camino de vuelta es el mismo que hizo al venir. Diez días más
tarde es recibido con entusiasmo por los religiosos y feligreses de Vourles.
INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE LA APROBACIÓN
La
Sociedad aprobada el 21 de septiembre de 1838 es una Congregación religiosa.
Dejando aparte lo referente a los votos y a la dirección, la regla vuelve a
tomar las disposiciones que ya estaban en vigor. Los votos se emiten, en primer
lugar, por cinco años, después para siempre. El director principal, elegido por
el Capítulo General, ya no tendrá que hacer aprobar sus decisiones por el
Arzobispo de Lyon.
El Padre Querbes había ido a
Roma a reconocer la Sociedad como tal, como él la había imaginado primeramente.
La tercera redacción tuvo que ser para él un tormento. “Aconsejado por su
Excelencia Monseñor Soglia y el reverendo Padre Rosaven, no se presentará el
apéndice que contenía el proyecto de la cofradía de los Catequistas seculares”.
¿Se le aconsejó que, intentar obtener una aprobación en este sentido, corría el
riesgo de comprometerlo todo? Es posible. En todo caso, se le dieron buenas
palabras: asegurará más tarde que el capítulo de los catequistas seglares ha
sido visto y aprobado verbalmente en Roma.
Tampoco él vuelve de Roma tal como había marchado: vinculado hasta
entonces a la Sociedad por la simple promesa de “Sacerdote Catequista”, el 27
de Septiembre pronuncia ante el Papa sus votos perpetuos en la Congregación de
la que él es el primer general y se convierte en el Padre Querbes.
A pesar de su tenacidad y su
voluntad de responder lo más fielmente posible a la idea que le había venido en
presencia de Dios, Luis Querbes aceptó, aunque le costara mucho, estas
modificaciones y estas verificaciones. Cuando el proyecto parecía bloqueado en
Roma, escribe al Cardenal encargado: “Sean cuales fueren las observaciones, las
correcciones, los cambios que tenga que hacer en los estatutos, la única cosa
que me tomo la libertad de pedir con insistencia a Su Eminencia, es que se
digne darme lo más pronto posible la aprobación, sean cuales fueren las modificaciones,
con tal de que respeten el fin y el nombre del Instituto” (28 de julio).
Establecía así una distinción
esencial entre el corazón del proyecto y las formas concretas en las que este
proyecto podría encarnarse.
Por su parte, el aceptar las
modificaciones hechas en 1823, 1833, 1836 y 1838, era manifestar un profundo
sentido eclesial. Pero también era saber que el Espíritu sopla donde quiere, al
recordar al Arzobispo de Lyon en 1841 que : “Esta posibilidad de poder erigir
en cofradía y dirigir legalmente una asociación de maestros laicos, era una
verdadera conquista. El uso de este derecho sería precioso, puesto que los
señores párrocos requieren por todas partes maestros piadosos y cristianos,
aparte de simples asociados, catequistas, seglares, tanto por su vestido o por
su género de vida ordinario, cuanto por el secreto de su dependencia de una
sociedad religiosa, despertarían menos prejuicios en estos tiempos
dificultosos. Esperamos en este punto las órdenes de Su Eminencia (10 de julio
de 1841).
También
es mantenerse fiel al Espíritu, el incluir en la recopilación de los textos
importantes de la Sociedad, en el registro conocido bajo el título de Libro de oro, el capítulo adicional
sobre los Catequistas seculares. Y también será permanecer fiel al Espíritu, el
escribir en el comentario de los estatutos de 1855: “En su sesión 23, capítulo
17, el Santo Concilio de Trento expresa el deseo de que las funciones de las
órdenes menores no sean ejercidas en las iglesias más que por clérigos promovidos
a estas órdenes. En tanto ese deseo se hace realidad y siguiendo las huellas de
San Viator, nuestro Patrón, queda bien explícito en nuestros estatutos que el
Catequista dedicará diligentemente, al servicio del santo altar el tiempo que
le deje su empleo particular”.
¿Que la idea primera no tuvo
continuidad? Pero las buenas ideas tienen una vida larga. Si no germinan hoy,
quizás germinarán mañana.
2.3 Preguntas personales :
1) ¿ Crees en el valor de la constancia, la
perseverancia? ¿ Cómo las describes?.
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2) Narra un hecho en que has sido constante.
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3) ¿ En qué ocasiones muestras esfuerzo personal
?
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4) ¿ Alguna vez has tenido que hacer un gran
esfuerzo físico? ¿Cuándo ?
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5) ¿ En qué ocasiones has tenido que poner a
prueba tu paciencia ?
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2.4 Complementación Doctrinal:
"...
Para una comunidad religiosa, el fundador no forma parte de los elementos
"convenientes". Es uno de los fundamentos. Por otra parte, ¿ Cómo se
podría olvidarlo en una reflexión sobre el futuro de la familia que fundó?
"El futuro de la vida religiosa, escribe el franciscano Thaddée Matura, es
la vuelta a los orígenes, no para reproducirlos servilmente, sino para sacar de
allí el impulso, la fuerza, la capacidad creadora e inventiva".
Pero
¿ de qué se está hablando cuando se emplea la palabra "carisma"? En
los estudios y las publicaciones religiosas, para describir la acción del
Espíritu, la palabra se encuentra, al menos en francés, en expresiones
múltiples pero no exactamente sinónimas: "carisma de fundación",
"carisma original", "carisma del fundador", "Carisma-
misión", etc. Desde hace 15 ó 20 años el movimiento carismático ha
vulgarizado la palabra. Siguiendo a Max Weber, la palabra ha sido en cierto
sentido secularizada para calificar la autoridad más o menos inspirada que
manifiesta un jefe, religioso o no. La polivalencia del término hace, a veces,
equívoca su utilización.
¿
De qué estamos hablando cuando hablamos del "carisma de Luis
Querbes"? ¿Del ascendiente de su fuerte personalidad que arrastra
discípulos?, ¿De su lucidez y de su fuerza de carácter que le permitieron
fundar?, ¿Del don que el Espíritu le ha transmitido para el bien común de la
Iglesia?. Por
mi parte, yo utilizo poco la palabra "carisma" y la entiendo como la
gracia que el Espíritu ha hecho a Luis Querbes para que realice una misión
especial: fundar, en la Iglesia, a los Catequistas de San Viator. Este carisma
de fundación ha existido por el dinamismo que se ha creado entre dos actos: la
puesta en marcha de aquel que ha recibido el carisma y la autentificación por
parte de los encargados de ello. Reconozco, sin embargo, y es el tema de este
día, que se puede entender carisma en
el sentido de "proyecto
eclesial" que un fundador,
impresionado por las necesidades de una época, ha puesto en marcha.
Este
carisma de fundación " es una gracia especial de comienzo absoluto, de
inauguración de una nueva familia espiritual, de paternidad respecto a un grupo
de discípulos y finalmente de descubrimiento, en una visión más o menos clara,
de la misión que se debe realizar. El fundador no transmite esta gracia de
lanzamiento que le es personal: ¿ Cómo podría comunicar lo que pertenece
solamente a él?. Les transmite su respuesta de colaboración que ha hecho al
Espíritu. Les lega algo de su creatividad, de su experiencia espiritual, de su
genio propio. Y esta herencia mantiene hoy todavía el impulso de los
discípulos. Por eso, estos pueden continuar en su camino, conservarlo,
profundizarlo, adaptarlo, recrearlo. No podrán olvidar a su fundador porque él
es el arquetipo y su experiencia tiene valor de modelo. En cierto sentido,
fundador y fundación son una sola cosa.
Una
fundación es un acontecimiento histórico y todo estudio sobre un fundador no
puede prescindir del contexto en que vivió, de las condiciones políticas,
sociológicas, eclesiales que han colorado la eclosión del proyecto y las
realizaciones fundadoras. No creo que haya tiempo suficiente, en el marco de
esta charla, para evocar con un poco de detenimiento el contexto en el que se
enraizó la historia de nuestros orígenes. por otra parte, el fundador actúa
"fundando". La fundación no es la actuación de un solo momento, sino,
a veces, un largo espacio de vida donde se pueden observar sus actitudes, sus
reacciones, o donde se pueden acoger sus intenciones que se van completando y
matizando. Yo parto del supuesto de que todos conocemos la vida del P. Querbes. Por
consiguiente, me contentaré con recordar algunos aspectos del tiempo del P.
Querbes para evocar más ampliamente su querer fundamental, al menos lo que yo
creo que es el corazón de su proyecto y de su realización. Estoy diciendo
"lo que yo creo". Y lo que yo diga no pretende comprometer a nadie
más que a mí.
La
época en que toma cuerpo el proyecto querbesiano se sitúa en el remolino
provocado por la Revolución francesa (1789-1799). La Iglesia y los
conservadores se empeñan en reducir la fractura provocada por esos diez años en
la sociedad francesa, mientras que los republicanos y los liberales intentan
salvar lo que ésta ha podido traer de progreso e ideales. Francia padece un
vacío espiritual y religioso que alimenta una fuerte corriente de pensamiento,
que incluso imagina un mundo sin referencia a Dios. También vive los inicios
del desarrollo económico y el establecimiento del sistema capitalista con todos
los destrozos que esto pueda producir en determinadas clases sociales. El país
toma conciencia del retraso y de las graves carencias del sistema escolar y el
mundo de la educación se convierte en el campo de batalla entre liberales y
contrarrevolucionarios, a propósito de la querella llamada "de las
escuelas mutuas".
Haríamos
mal en imaginar al P. Querbes lanzándose solo, o casi solo, a la batalla. Por
el contrario, en aquella época, Francia está llena de iniciativas de todo tipo.
Decenas, quizá centenares de eclesiásticos y seglares buscan, imaginan, tantean, inventan, fundan... Sus objetivos
concuerdan en lo esencial: la recristianización de Francia, el restablecimiento
y la creación de agentes de pastoral, la formación religiosa de los niños, la
preocupación por las misiones, tanto internas como externas. Pero cada uno
coloca sus acentos, matiza su fundación y le da así una identidad propia."
"El
carisma de Luis Querbes inspirador para mañana" R, Bonnafous. c.s.v.
4. TRABAJO GRUPAL
- Oración
de comienzo.
-
Dinámica si procede.
- Puesta en común de las respuestas al trabajo personal y lo leído en Complementación
doctrinal.
- Oración
final. (dar gracias, pedir perdón, pedir ayuda.)
4. EVALUACIÓN :
1.- Nombra algunos amigos del P. Querbes en Roma.
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2. Escribe las fechas más importantes que aparecen en
el documento leído.
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3.- Indica signos de obediencia a la Iglesia en el P. Querbes .
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4.- ¿ Cuál fue la actitud de Mons. de Pins al
informar a Roma ?
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5.- ¿ Qué
enfermedad padece el P. Querbes?
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