viernes, 13 de noviembre de 2015

CAMINANDO CON LUIS QUERBES 6


 "ASENTAR LOS FUNDAMENTOS DE LA SOCIEDAD"

 1. OBJETIVOS 

 - Conocer grandes líneas en que asentaban las bases los catequistas de San Viator.
 - Valorar la figura del Fundador como pastor de su obra.
 - Conocer inicios y dificultades de la obra del P. Querbes.
 - Valorar la obra viatoriana como obra de Dios.
 - Conocer algunos personajes que intervienen en la Fundación.

 2. TRABAJO PERSONAL 

 2.1 ORACIÓN 

 Después de un tiempo de preparación y de silencio lee el siguiente texto:

 " No es pequeño, en verdad, el gozo que hemos experimentado al saber por nuestro hermano Juan Pablo Gastón de Pins que una Congregación de Clérigos parroquiales o Catequistas de San Viator es de grande utilidad y ayuda para la Religión y el Estado, por cuanto se propone, ante todo, formar sólidamente en piedad y letras, desde muy temprano, a la juventud de la clase humilde, infundiéndole así principios de vida honrada".                                              
S.S. Gregorio XVI, Letras apostólicas. 31 de mayo de 1839)    

OREMOS: 

Te pedimos, Padre de bondad, que a ejemplo del P. Luis Querbes a quien tú has elegido, encontremos nuevos métodos, nuevas formas y nos entreguemos con nuevo ardor a tu santo servicio atendiendo especialmente a los pobres, a los niños y jóvenes . Y te pedimos también que envíes nuevos operarios que sigan los pasos de nuestro Fundador. 

 2.2  Lee el siguiente documento tomando en cuenta de manera especial los pasos y dificultades con que se encontró el P. Querbes y subraya lo que te llama la atención o escribe al margen tus impresiones. 

MONSEÑOR DE PINS Y SUS VICARIOS GENERALES 

 La cofradía de los Catequistas debía ser aprobada por el Consejo episcopal de Lyón para poder existir, pero como se trataba al mismo tiempo de una asociación de maestros de escuela, también necesitaba la autorización de los poderes públicos. 

 La diócesis de Lyón vivía, desde 1815, una situación especial. El Cardenal Fesh tuvo que abandonar Francia a la caída de Napoleón, pero no renunció a su cargo de Arzobispo. Los vicarios generales gobernaron la diócesis hasta 1823, dando finalmente cuenta de todo al Cardenal. En esta fecha y para hacer evolucionar la situación, la Santa Sede nombró a Monseñor de Pins administrador apostólico de la diócesis. Como no podía llevar el título que Fesh reservaba para sí, se le encontró el título de un arzobispado in partibus, Amasia en Asia Menor. Se llamó Obispo de Amasia. Sin duda él hubiera preferido llamarse Obispo de Lyón. 

 Fue el Señor Cattet, Vicario General, quien respondió al proyecto que el párroco de Vourles había presentado. En lugar de animarle a precisar más el bosquejo que había hecho, le propuso la dirección del seminario menor de San Jodard o ir a secundar al sacerdote Vicente Coindre, que se encontraba por casualidad al frente de los Hermanos del Sagrado Corazón tras la muerte del Fundador de esta congregación naciente. El Padre Querbes estudia estas proposiciones y madura su respuesta. Desea comprometerse en una tarea más intensa. Está dispuesto a desenraizarse: “sin embargo, Señor vicario general, no le diría todo si dejara de confesar que me cuesta mucho liberarme del bienestar en que me encuentro. Los feligreses me llenan de atenciones, pero su simpatía me resulta cada vez más gravosa, pues me doy cuenta de que mis cadenas se hacen más fuertes. Mis familiares íntimos (José y Juana se habían retirado a Vourles) muy edificantes, pero cuya cercanía temo me resulte un tanto desfavorable. Amigos y compañeros cuya amistad me hace feliz; pero el tiempo pasa: ya tengo 36 años y no he hecho casi nada. Haga lo que haga (aunque no lo quiera) las visitas previstas para media hora me ocupan fácilmente todo el día y qué difícil me resulta después someterme de nuevo a un régimen de vida uniforme e invariable”. 

 De paso hay que notar su pequeña impaciencia: tiene 36 años y no ha hecho casi nada. ¡En seis años ha publicado dos libros, ha participado en la construcción de la iglesia, ha abierto dos escuelas y ha predicado mucho!. ¿Puede hacer más?. Donnet, su amigo y más joven que él, es ya párroco de una gran parroquia, la de Villefranche. 

 Pero prevé inconvenientes en ir a ayudar a un superior más joven que él y a quien podría hacer sombra. Vuelve a la carga: “todo esto ¿no nos está alejando de la idea fundamental; formar una verdadera escuela normal para maestros parroquiales?” Y expone de nuevo las grandes líneas de su proyecto. Es una constante de su carácter no abandonar una idea hasta llevarla a cabo. No fue a San Jodard ni a ayudar al Padre Coindre. 

 8 DE AGOSTO DE 1829. LA AUTORIZACIÓN CIVIL 

 Luis Querbes debiera haber pedido primeramente la aprobación de la cofradía al Consejo episcopal, pero comenzó por la autorización civil. En efecto, la realización del proyecto, especialmente la creación de esta escuela normal, exigía fondos y para ello un reconocimiento legal. Luis Querbes quería que el Director tuviera la facultad de conceder las autorizaciones de enseñar e incluso pretendía que le fuera confiada la escuela normal de la Academia. En el contexto político y clerical de aquel tiempo, este último punto estaba lejos de ser una utopía: al final de la Restauración los marianistas del Padre Chaminade dirigían varias escuelas normales departamentales, incluso hubo un proyecto para confiarles la formación de los maestros en Francia. 

 El Padre Querbes redactó los “Estatutos principales de una asociación caritativa de buenos ejemplos y de apoyo mutuo entre maestros de escuela y clérigos parroquiales, llamada de los Catequistas de San Viator”. Siete artículos cortos fundamentan las bases de una asociación, cuyos miembros se comprometen “a lograr mejor la salvación, a proporcionar a los niños una primera educación sólida y cristiana, a ayudar, a veces, desde los grados inferiores de la clericatura, a los párrocos de los pueblos en el cuidado de las iglesias y en la celebración de las ceremonias sagradas.”( Art. 1). La asociación está gobernada “ bajo la autoridad del Señor Arzobispo de Lyón y bajo la protección de inspección del Señor Rector de la Academia de esta ciudad.”(Art.6). 

 En febrero de 1829, el Rector de la academia de Lyón transmitió la petición de reconocimiento legal al Ministerio de Instrucción pública y lo acompañó con una nota favorable al proyecto y a su iniciador. 

 Un mes más tarde, el Ministro responde secamente en cuatro puntos: para valorar el proyecto deben examinarse estatutos mas completos; la asociación debe permanecer dentro del ámbito de la enseñanza primaria (ni hablar de que sus miembros aprendan latín); no se le confiará la Escuela Normal de la Academia; la autorización depende únicamente del Ministerio de Instrucción Pública (también se había presentado una petición al Ministerio de Asuntos Eclesiásticos). 

 El Señor Querbes redactó rápidamente una serie de artículos explicativos. El 10 de mayo el ministro decide: “Del examen de estos estatutos se deduce que presentan dificultades para su adopción. Varias cláusulas indican que se trata de una congregación religiosa. Por consiguiente, sería una ley para autorizar esta fundación”. A la administración le gustan las cosas claras y verificadas y no es fácil hacerle comprender que, seglares que enseñan el catecismo y que tienen un lugar en el presbiterio, no sean Hermanos. 

 El Padre Querbes protesta: “solamente los votos constituyen una congregación religiosa y aquí nadie los tiene. Eclesiásticamente es una cofradía y legalmente una asociación caritativa. Nada más. Lejos de mí ser fundador de una orden”. Por otra parte, en el contexto político de la época, un proyecto de ley que autoriza una congregación religiosa no tenía ninguna posibilidad de ser reconocida. 

 A mediados de julio fue entregado un nuevo expediente. E Padre Querbes se había inspirado en los estatutos de los Hermanos de San José de la Somme, dejando aparte lo referente a los votos. Por tercera vez el rector transmitió el expediente con un nuevo parecer favorable: “He examinado este proyecto con atención. Me ha parecido que sería posible acceder a los deseos del Señor Querbes que, como tengo el honor de decirle, merece tanta confianza por su carácter como por sus dotes. 

 Para defender mejor el expediente y con la autorización de Monseñor de Pins, el Padre Querbes va a París (fin de julio o primera quincena de agosto). El Señor Cattet le ha recomendado mucho “desconfiar de la astucia y directrices de las personas con quienes tenga que tratar y tener cuidado con no permitir ninguna concesión”. Al darle la autorización de ir a París, ¿creía el Consejo episcopal en el éxito? Según el testimonio de alguien que podría estar bien informado, parece que no. “Mientras Luis Querbes estaba en París, uno de sus amigos escribía que en el arzobispado había oído que tenían al Señor Querbes por loco, que se le había permitido este viaje para acceder a su tozudez, pero que volvería sin conseguir nada”. 

 En París, la redacción de los estatutos fue muy sencilla: Siete artículos breves establecen una asociación caritativa de maestros de primaria para los departamentos de la Academia de Lyon: El Ain, el Loira y el Ródano. “Estará sometida a los reglamentos universitarios que rigen las asociaciones caritativas, destinadas a la instrucción pública de los niños del pueblo” (Art. 2). “Los miembros de la asociación y de los agregados (...). Los primeros son célibes y ni unos ni otros tienen votos”.

 En la sesión del 8 de agosto de 1829 el Consejo Real de Instrucción Pública recomendaba la autorización de la asociación. La orden real se firmará el 10 de enero siguiente. 

 “Esta aprobación por parte del gobierno ha sido siempre un secreto casi exclusivo del Padre Querbes”. Mucho más tarde escribirá Carlos Saulin: ¿Cómo un sencillo cura de pueblo, de una pequeña parroquia, puede conseguir, en menos de seis meses, la aprobación de los estatutos de una sociedad que no existe? Y esto en un tiempo mínimo y con un gobierno que tenía fama de ser poco favorable a las instituciones de la Iglesia. Sin duda Luis Querbes supo ser un buen abogado en una causa durante los dos encuentros que sostuvo con el ministro Señor Vatimesnil, un hombre honesto, a quien, por otra parte, reconocerá que le debía mucho. Pero la explicación se queda un poco corta. 

Varios altos funcionarios fueron buenos protectores para él: Ambrosio Randú y los curas de la Chapelle y Clausel de Coussergues. De la Chapelle, consejero de estado, comisario del rey para la presentación del presupuesto de cultos, estaba relacionado con el Señor Magneval, abogado, y de nuevo alcalde de Vourles. Había intervenido en tres ocasiones para obtener subvenciones de 2.500 francos para la iglesia de Vourles. El sacerdote Clausel de Coussergues, consejero de estado también, originario del Aveyron, era miembro del Consejo Real de la Instrucción Pública. Además fue él quien anunció al Padre Querbes el éxito de los trámites. 

 Por su parte Ambrosio Randú fue durante una treintena de años el especialista de enseñanza primaria. Por esta razón es considerado como uno de los padres de las dos leyes (1816-1833) que crearon este tipo de enseñanza en Francia en el siglo XIX. Sin embargo, en 1845 y en un contexto netamente menos clerical, escribirá dirigiéndose al ministro: “He hecho constantemente profesión en voz alta de creer que una sociedad que comprende las necesidades de la humanidad, debe felicitarse al ver que se forman en su seno asociaciones caritativas cuyo único objetivo y cuya única ambición es la de solucionar estas mismas necesidades. Las llamo asociaciones caritativas por dos razones: la primera, porque la denominación misma excluye toda idea de asociaciones políticas que podrían causar al gobierno algunas molestias o alguna sombra; la segunda, porque para remediar los males y aliviar las miserias del cuerpo social, yo no conozco nada más eficaz y seguro que el amor a los hombres, encendido en la llama del amor de Dios”. Mas tarde el Señor Querbes acudió a él en otras dos ocasiones, en 1831 y en 1844. El Señor de Verna, diputado del Ródano, también intervino ante el Señor de Vatimesnil. Era miembro de la Congregación, una sociedad secreta muy activa, una especie de Opus Dei de la época. La Congregación se interesó por la asociación de los Catequistas en 1834. ¿Se había interesado antes? No se sabe. Una petición de apoyo a la Congregación de París ante los centros de poder, quizá pudo ayudar. 

 En seis fecundos meses la asociación ha sido legalizada. Falta presentar la cofradía y esto depende ya del Arzobispo. 


3 DE NOVIEMBRE DE 1831. LA APROBACIÓN EPISCOPAL 

 De regreso a Lyon, el Padre Querbes no recibió una acogida triunfal en el arzobispado. Dice sencillamente: “Esta asociación desagradó al Señor Administrador y suspendió su aprobación”. El Padre Querbes responde a los reproches que le hacen. De hecho, no hay riesgo alguno en intentar un ensayo: “además, su Ilustrísima no pierda de vista que no se trata más que de un ensayo para el cual yo pido su bendición y que hecho bajo sus auspicios estará rodeado de las más prudentes precauciones. Si, a pesar de todo, la esperanza fuera vana, la Asociación podría ser fácilmente depurada por su autoridad, Monseñor, puesto que el jefe de derecho es, sin otra condición, uno de vuestros curas párrocos”. 

 Finalmente el Señor Querbes recuerda la urgencia de tomar cartas en el asunto y por qué había que empezar por la aprobación civil: “El género mismo de la institución exige publicidad, y desde luego, los aterradores progresos de las escuelas de enseñanza mutua, que habrían acabado por invadir todas las ciudades y todos los pueblos de la diócesis. Ahora bien, para llegar más rápidamente era necesario emplear la publicidad”. ¡Extraña expresión en 1829! 

 Pero Monseñor de Pins no prestó atención a este alegato y, pese a varias intervenciones hechas ante él, no modificó su rechazo. 

 La publicación de la orden del día el 10 de enero de 1830, estimuló al Padre Querbes y a sus amigos. El tiempo urge: es la época en que se vislumbra la creación de las escuelas normales en los departamentos. ¡Ah, si Vourles pudiera recibir la del Ródano y si el arzobispo consintiera finalmente en apoyar el proyecto!. Por fin llega de París la feliz nueva: el señor Clausel de Coussergues informa que Monseñor de Pins, entonces en la capital, “ha consentido, por fin, en no oponerse a la ejecución de esta orden del día”. Su excelencia ha dado su acuerdo, pero como anota el Señor Querbes “no quiere mezclarse en esto”. 

 Aprovechando el acuerdo concedido, redacta una circular destinada al clero de la diócesis para dar a conocer la Asociación, obtener la colaboración de los sacerdotes en el envío de jóvenes formandos y para conocer las necesidades de las escuelas parroquiales. ¡De nuevo la publicidad! Pero tiene mucho cuidado al indicar bajo qué autoridad está la Asociación: “Esta piadosa asociación reconoce como primer superior a Monseñor el Arzobispo de Lyon y se propone hacer de su principal establecimiento un semillero de clérigos seglares, destinados a secundar a los señores párrocos de los pueblos y también de la ciudad, en calidad de Catequistas, es decir, de maestros de las pequeñas escuelas y cantores sacristanes”. ¡Finalmente parece que los Catequistas de San Viator van a ver la luz del día! 

¡Pues no! La revolución de julio de 1830 derriba al Rey y la Restauración. Se instala la Monarquía de julio y con ella la burguesía liberal. La Iglesia, que apoyaba el régimen anterior, sufrió un contragolpe. En el relevo de los hombres de poder desaparecerían amigos y apoyos fieles del párroco de Vourles: el rector Magneval, de la Chapelle, Clausel de Coussergues... Por eso, cuando el 5 de febrero de 1831 el Padre Querbes toma de nuevo contacto con el ministerio para hacer aprobar su método de lectura y para pedir que la casa principal de la Sociedad se convierta en escuela normal del departamento, recibe un doble rechazo. 

 En marzo de 1831, el Consejo episcopal propuso al Padre Querbes para párroco de Bourg-Argental, una promoción normal y ventajosa, pero que suponía abandonar la Sociedad de los Catequistas. El gobierno no aceptó el cambio de un sacerdote políticamente demasiado monárquico, para su gusto. La noticia de este rechazo llegó al conocimiento del párroco de Vourles el 21 de Octubre de 1831. Y éste no era un día cualquiera para el Padre Querbes. 

 Después de haber trabajado cuidadosamente varios borradores, no tardó en escribir a Monseñor de Pins: “sometido a la voluntad divina, que estaba bastante clara en la decisión de Su Excelencia sobre mi desplazamiento, yo había aceptado con resignación las consecuencias inevitables. La esperanza del establecimiento de una sociedad de Catequistas se alejaba cada vez más; pero un incidente, aparentemente banal, viene a despertarlo. Hoy mismo, día de San Viator, 21 de octubre, me ha llegado la noticia del rechazo por consiguiente, Monseñor, perdone que, animado por esta circunstancia, me ponga a los pies de Su Excelencia...” Y sigue abogando por la aprobación de la sociedad. 

 El nuevo alegato vuelve a recoger los puntos expuestos dos años antes tras la tempestad. Pero el tono es diferente: se ha realizado una madurez espiritual. “En la sombra y en el silencio es donde esta obra de celo debe ser propuesta actualmente”. La publicidad ya no está a la orden del día. El párroco de Vourles se ha desprendido de su proyecto y cree ver un signo en el acontecimiento imprevisto. Pero él se remite a su Obispo. 

 El 3 de noviembre de 1831, Monseñor de Pins autorizaba la Sociedad. “En el consejo de este día, escribía el Señor Barou, vicario general, Monseñor ha aceptado y aprobado en lo que concierne su institución de Clérigos de San Viator. Desea su éxito y no duda en ello, puesto que el primer pastor le da su bendición”. El título está desgraciadamente recortado, pero la sociedad existe. 


 2.3 PREGUNTAS PERSONALES 

1. ¿ Qué misión o tarea apostólica estás realizando? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 

 2. ¿ Tienes planes a futuro? ¿ Cuáles ? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 

 3. ¿ Qué metas has logrado últimamente? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 

 4. Ante las dificultades y fracasos, ¿ qué actitudes sueles tener ? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 

 5. ¿ Cuál es el fundamento que orienta el servicio de la Comunidad Viatoriana? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 


 2.4 COMPLEMENTACIÓN DOCTRINAL 


 JUAN PABLO II SE DIRIGE A LOS CLÉRIGOS DE SAN VIATOR. 
 (Vaticano, 11 de julio 1988)

 "...Vuestra vocación específica, serenamente meditada y puesta al día durante este capítulo, es completamente actual. ¿ Qué hay más urgente que ofrecer a los jóvenes, a sus familias, a los adultos de las parroquias que regentáis, una enseñanza doctrinal sólida, completa, exigente, y presentada verdaderamente como la "Buena Nueva" capaz de iluminar la vida del hombre? Sí, ¡ Sed catequistas ardientes, competentes y fieles! Ya lo sabéis, lamentarse de los cambios de nuestro tiempo, no es solución. Hay que actuar con fe, audacia y perseverancia: ¡Cuántos jóvenes, adultos y ancianos no saben nada, o bien poco de Jesucristo! muchos se contentan con el alimento terrenal, presentado masivamente por los medios de comunicación, cuyo contenido es a menudo poco significativo, cuando no nefasto. 

 Aprecio y animo vuestros esfuerzos incesantes para convocar el mundo de los jóvenes, gracias a los colegios que tenéis y a las parroquias que muchos obispos os han confiado. Admiro igualmente vuestra pastoral parroquial: a través de todos esos jóvenes que reunís para la enseñanza doctrinal, intentáis con éxito una aproximación a los padres, contentos también ellos de rehacer un camino de formación o de profundización religiosa que nunca pudieron hacer. Animo igualmente vuestras preocupaciones crecientes hacia los niños menos favorecidos. ¡Ay!, son tantos en el tercer mundo y aún en Europa. Sabéis acogerlos en vuestros colegios, en vuestros centros de cogida, en vuestras parroquias.

 En fin, vuestro Fundador transmitió a sus hijos su carisma pastoral y su amor de la fe, celebrada con la máxima dignidad y fervor. Cumplís así con una obra de Iglesia cuya importancia e influencia no hace falta demostrar. Leed y meditad gustosamente y hacer gustar a muchos la constitución Sacrosanctum Concilium. Vuestra manera de celebrar puede y debe ser una excelente catequesis, a condición de armonizar bien el respeto de los ritos, la dignidad de los comportamientos, la participación bien preparada del pueblo de bautizados. Animo vuestro celo en instruir a los jóvenes sobre el valor irremplazable del culto divino, sobre sus riquezas, su hermosura; vuestro celo en hacerles cooperar también, a su medida, en el desarrollo de la celebración de los misterios de la Salvación. La formación y la evolución de comunidades de fe, perfectamente instruidas y unánimemente celebrantes, es un testimonio insustituible. Los cristianos abandonan las parroquias letárgicas, y llenan aquellas otras cuyo culto es de gran calidad y dignidad. 

 Hay un punto en vuestras reflexiones capitulares que quiero subrayar más. Ya vuestro Fundador había tenido el proyecto de asociar seglares a vuestra misión catequética y litúrgica. En aquella época, esto no pudo ser. La Congregación para los Religiosos e Institutos seculares aprobó esta orientación en vuestros estatutos de 1978. Dentro de la claridad y la prudencia que han de presidir la expansión de este proyecto, deseo que surjan muchos seglares cristianos, impregnados del espíritu de la familia de los Clérigos de San Viator, para cooperar en vuestra vida apostólica..." 


 3. TRABAJO GRUPAL 

 - Oración de comienzo
 - Dinámica si procede. 
 - Puesta en común del trabajo personal y del escrito de Juan Pablo II 
 - Oración final. (Dar gracias, pedir perdón, ayuda... )


 4. EVALUACIÓN 

1. ¿ Cual es la situación social de Lyon en 1815 ? ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... 

2. Anota la fecha de aprobación civil y diocesana de la Sociedad. ...................................................................................................................................... 

3. ¿ Qué obispo aprobó la Congregación como institución diocesana? ...................................................................................................................................... 

4. Algunas dificultades del Padre Luis Querbes fueron : ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... ......................................................................................................................................